¿Amor o dependencia?

El amor y la dependencia son dos conceptos muy diferentes que a menudo se confunden en relaciones tormentosas y dañinas. Es importante distinguirlos para poder reconocer patrones poco saludables y tomar medidas para construir vínculos más sanos.

El amor implica una conexión profunda, un apego sano y un deseo genuino de ver feliz y realizado a la otra persona. Implica respeto, confianza, comprensión y aceptación mutuos. En una relación amorosa sana, ambas partes se sienten libres de ser ellas mismas sin temor a ser juzgadas o controladas. Hay espacio para la individualidad y el crecimiento personal.

Por otro lado, la dependencia emocional es un apego enfermizo y obsesivo que suele derivar de una falta de autoestima y seguridad en uno mismo. La persona dependiente teme perder a su pareja y hace cualquier cosa por complacerla y mantenerla a su lado, incluso sacrificando su propia identidad y bienestar. Esta necesidad de aprobación y validación externas muchas veces conduce a patrones de codependencia, sumisión, manipulación y conductas controladoras.

En las relaciones tormentosas, la línea entre amor y dependencia se desdibuja peligrosamente. La dependencia emocional suele manifestarse como celos enfermizos, inseguridades, desconfianza, necesidad excesiva de atención y drásticos cambios de humor. Estos comportamientos pueden derivar en abuso verbal, emocional o incluso físico. La persona dependiente puede aferrarse a su pareja aunque la relación sea tóxica e insana, temerosa de perder ese vínculo del cual depende su identidad y autoestima.

Desde un punto de vista psicológico, la dependencia emocional a menudo tiene raíces en experiencias de la infancia como falta de afecto, abandono, negligencia o apegos inseguros con los cuidadores. Las creencias disfuncionales sobre uno mismo y sobre las relaciones de pareja también pueden alimentar estos patrones adictivos en el amor. El ciclo de la violencia y el abuso también puede dejar cicatrices que aumentan la dependencia emocional hacia el perpetrador.

Es crucial aprender a diferenciar el amor sano de la dependencia enfermiza. El amor no debería herir ni limitar a las personas involucradas, sino permitirles desarrollarse, crecer y alcanzar su máximo potencial juntas. La terapia, el trabajo en la autoestima y el establecimiento de límites personales son claves para romper el ciclo de las relaciones tormentosas y aprender a amar de una manera más plena y saludable.

Referencias

Bornstein, R. F. (2016). The complex relationship between dependency and domestic violence: Converging psychological factors and social forces. American Psychologist, 71(6), 470-481. https://doi.org/10.1037/a0040313

Feeney, J. A. (2008). Adult romantic attachment: Developments in the study of couple relationships. En J. Cassidy & P. R. Shaver (Eds.), Handbook of attachment: Theory, research, and clinical applications (pp. 456-481). The Guilford Press.

Lerner, H. G. (1989). The dance of intimacy: A woman’s guide to courageous acts of change in key relationships. Harper & Row.

Murphy, C. M., & Eckhardt, C. I. (2005). Treating the abusive partner: An individualized cognitive-behavioral approach. The Guilford Press.

Perel, E. (2017). The state of affairs: Rethinking infidelity. Harper.

Shaver, P. R., & Mikulincer, M. (2012). An attachment perspective on coping with eating-related trauma. En P. Costanzo & R. Stein (Eds.), Helados, tortas y bombones: Exploraciones psicoanalíticas sobre el comer y el apetito (pp. 195-219). Lumen.

Young, J. E., Klosko, J. S., & Weishaar, M. E. (2003). Schema therapy: A practitioner’s guide. The Guilford Press.

La trampa de la codependencia: Reconociendo y desmantelando los comportamientos adictivos en las relaciones interpersonales

La codependencia se caracteriza por una preocupación excesiva por las necesidades de los demás, a expensas de las propias necesidades. Las personas codependientes a menudo tienen una autoestima baja y una sensación de falta de control sobre sus vidas (Beattie, 2009). Pueden sentirse responsables por el bienestar de los demás y tratar de controlar o cambiar a su pareja o familiares, en lugar de concentrarse en su propio crecimiento personal (Whitfield, 1991).

La codependencia a pesar de no estar clasificada como un trastorno mental por sí misma, contempla un comportamiento en el cual alguien manifiesta una excesiva, y a menudo inapropiada, preocupación por los problemas de otra persona o de un colectivo.

El codependiente asume un rol arquetípico mesiánico que invade todas las áreas de su vida y suele olvidarse de sí mismo y sus necesidades gradualmente para centrarse en los problemas del otro (su pareja, un familiar, un amigo, una causa social, etc.). Por ello, es muy común que se relacione con gente «problemática», justamente para poder rescatarla y crear de este modo un lazo que los una. Así es como el codependiente, al preocuparse por el otro, olvida sus propias necesidades y cuando la otra persona no responde como el codependiente espera, éste se frustra y se deprime. Con su constante ayuda, el codependiente busca generar, en el otro, la necesidad de su presencia, y al sentirse necesitado cree que de este modo nunca lo van a abandonar. Esta condición es grave ya que al no sentirse correspondido puede hacerse daño a sí mismo e incluso a la otra persona.

Es muy común que en una relación el codependiente no pueda o le sea muy difícil poner límites y sencillamente todo lo perdone, a pesar de que la otra persona llegue a herirlo de manera deliberada. Esto es simplemente porque el codependiente confunde la «obsesión» y «adicción» que siente por el otro con un inmenso amor que todo lo puede. Por ende, el codependiente es incapaz de alejarse por sí mismo de una relación enfermiza, por más insana que ésta sea; y es muy común que llegue a pensar que más allá de esa persona se acaba el mundo, hasta que reconoce su condición psicológica y el codependiente decide hacer algo para cambiar la manera en que vive y así, terminar con la codependencia o no volver a generar su codependencia en otras personas o en futuras relaciones sociales.

Algunos de los síntomas comunes de la codependencia incluyen:

  • Tener una visión distorsionada de uno mismo y de los demás
  • Preocuparse excesivamente por complacer a los demás
  • Sentirse responsable por el comportamiento de los demás aunque estas personas tengan comportamientos tóxicos o abusivos.
  • Tener dificultades para establecer límites saludables (aceptando maltratos físicos o psicológicos)
  • Tener una tendencia a negar o minimizar los problemas (Beattie, 2009)

La codependencia a menudo se desarrolla en familias con problemas como el alcoholismo, la adicción o el abuso, donde los niños aprenden a satisfacer las necesidades de los demás antes que las suyas propias (Mellody, Miller, & Miller, 2003).

A su vez para que se mantenga en el tiempo una conducta codependiente el otro protagonista debe manifestar un comportamiento dependiente ya que estas dinámicas se retroalimentan.

Referencias:

Beattie, M. (2009). Codependent no more: How to stop controlling others and start caring for yourself. Hazelden Publishing.

Mellody, P., Miller, A. W., & Miller, J. K. (2003). Facing codependence: What it is, where it comes from, how it sabotages our lives. Harper San Francisco.

Whitfield, C. L. (1991). Co-dependence: Healing the human condition. Health Communications, Inc.

La Dogmatización de la Psicología Científica frente a la Psicología Considerada Pseudociencia

La psicología, como disciplina dedicada al estudio del comportamiento humano y los procesos mentales, ha experimentado un constante debate entre lo que se considera ciencia legítima y lo que se etiqueta como pseudociencia. Este debate no solo involucra cuestiones epistemológicas y metodológicas, sino también políticas y sociales que afectan la percepción pública y la práctica profesional. En este ensayo, exploraremos cómo la dogmatización de la psicología científica puede influir en la manera en que se percibe y se trata a las ramas consideradas como pseudociencia en el campo psicológico.

La psicología científica se basa en el método científico, que implica la formulación de hipótesis, la recolección y análisis de datos empíricos, y la revisión por pares de los hallazgos. Esta aproximación rigurosa ha permitido el desarrollo de teorías y tratamientos efectivos para una amplia gama de trastornos mentales y problemas de comportamiento. Sin embargo, esta rigidez en el enfoque científico también ha llevado a la exclusión de enfoques alternativos que no se ajustan fácilmente al paradigma dominante.

Por otro lado, existen áreas dentro de la psicología que han sido etiquetadas como pseudociencia debido a su falta de evidencia empírica sólida o a la adopción de métodos que no son científicamente validados. Ejemplos de estas áreas incluyen la grafología, la astrología psicológica y algunas formas de psicoterapia alternativa. Aunque estas prácticas pueden carecer de fundamentos científicos sólidos, es importante considerar cómo la dogmatización de la psicología científica puede influir en la forma en que se abordan.

La dogmatización puede manifestarse de varias maneras. Por ejemplo, los profesionales de la psicología científica pueden rechazar categóricamente cualquier enfoque que no se alinee con los métodos y principios aceptados por la corriente principal. Esto puede conducir a un menosprecio injustificado hacia las prácticas consideradas pseudocientíficas, sin siquiera considerar la posibilidad de que puedan ofrecer algún valor o insight.

Además, la dogmatización puede afectar la percepción pública de la psicología en su conjunto. Cuando se presenta una imagen de la psicología como una disciplina monista y exclusivamente científica, se corre el riesgo de alienar a aquellos que encuentran valor en enfoques más alternativos o espirituales. Esto puede llevar a una desconfianza generalizada hacia la psicología como campo y dificultar el acceso a ayuda y tratamiento para quienes podrían beneficiarse de él.

Por otro lado, la dogmatización también puede llevar a una negligencia injustificada de prácticas potencialmente peligrosas o ineficaces. Al descartar automáticamente las prácticas consideradas pseudocientíficas, se corre el riesgo de perder la oportunidad de examinar críticamente sus supuestos y descubrir aspectos que podrían ser útiles o, al menos, instructivos para el campo en su conjunto. La historia de la ciencia está llena de ejemplos donde ideas inicialmente descartadas fueron posteriormente revisadas y aceptadas después de un escrutinio más riguroso.

En última instancia, la dogmatización de la psicología científica y la estigmatización de las prácticas consideradas pseudocientíficas pueden ser contraproducentes para el avance del campo y para el bienestar de aquellos que buscan ayuda psicológica. En lugar de cerrar las puertas a enfoques alternativos, es importante mantener una mente abierta y fomentar un diálogo respetuoso y crítico entre diferentes perspectivas dentro del campo de la psicología. Esto no solo enriquecerá nuestra comprensión de la mente humana, sino que también garantizará que la psicología siga siendo una disciplina relevante y accesible para todos.

Referencias

Rodera, M.L., & Azar, R.M. (2021). Filosofía de la ciencia: cómo impacta una enseñanza adecuada de la disciplina en el ámbito de la carrera de psicología. Acta Scientiarum. Human and Social Sciences.

Ordi, H.G. (2018). Sobre la Validez y Eficacia de la Hipnosis Clínica. Valoración Crítica del Documento Observatorio OMC contra las Pseudociencias, Pseudoterapias, Intrusismo y Sectas Sanitarias en relación con la Hipnoterapia. Clínica y Salud. Investigación Empírica en Psicología, 29, 45-47.

Oviedo, G.L. (2004). La definición del concepto de percepción en psicología con base en la teoría Gestalt. Revista De Estudios Sociales, 89-96.

Rodera, M.L., & Azar, R.M. (2021). Filosofía de la ciencia: cómo impacta una enseñanza adecuada de la disciplina en el ámbito de la carrera de psicología. Acta Scientiarum. Human and Social Sciences.

La falacia de la recompensa divina

La falacia de la recompensa divina es una distorsión cognitiva que implica aceptar una creencia o realizar una acción basada en la promesa de una recompensa sobrenatural o divina, en lugar de considerar evidencias y razonamientos lógicos. Esta distorsión cognitiva se produce debido a diversos sesgos y heurísticas que afectan nuestro pensamiento y toma de decisiones.

  1. Sesgo de deseabilidad: Las personas tienden a creer más fácilmente en aquello que desean que sea verdadero, especialmente cuando se promete una recompensa deseable (Kunda, 1990). La promesa de una recompensa divina o sobrenatural apela a este sesgo, haciendo que las personas acepten la creencia sin cuestionar su veracidad.
  2. Heurística de la autoridad: Las personas suelen confiar en figuras de autoridad percibidas, como líderes religiosos o textos sagrados (Cialdini, 2009). Cuando estas autoridades prometen recompensas divinas, las personas tienden a aceptar sus afirmaciones sin un análisis crítico.
  3. Sesgo de confirmación: Una vez que se acepta la creencia en la recompensa divina, las personas tienden a buscar y recordar información que confirme su creencia, ignorando o minimizando la evidencia contradictoria (Nickerson, 1998).
  4. Sesgo de anclaje: Las personas a menudo se aferran a sus creencias iniciales, incluso cuando se enfrentan a evidencia contradictoria (Tversky y Kahneman, 1974). La promesa de una recompensa divina actúa como un ancla cognitiva, haciendo que sea difícil abandonar la creencia.
  5. Pensamiento motivado: Las personas pueden distorsionar su razonamiento para mantener creencias que les resulten beneficiosas o reconfortantes (Kunda, 1990). La promesa de una recompensa divina proporciona motivación para aceptar la creencia, incluso en ausencia de pruebas sólidas.

En resumen, la falacia de la recompensa divina se basa en distorsiones cognitivas como el sesgo de deseabilidad, la heurística de la autoridad, el sesgo de confirmación, el sesgo de anclaje y el pensamiento motivado. Estas distorsiones cognitivas pueden llevar a las personas a aceptar creencias y realizar acciones sin un análisis crítico, simplemente por la promesa de una recompensa sobrenatural o divina.

Referencias:

Cialdini, R. B. (2009). Influence: Science and practice (5th ed.). Pearson Education.
Kunda, Z. (1990). The case for motivated reasoning. Psychological Bulletin, 108(3), 480-498.
Nickerson, R. S. (1998). Confirmation bias: A ubiquitous phenomenon in many guises. Review of General Psychology, 2(2), 175-220.
Tversky, A., & Kahneman, D. (1974). Judgment under uncertainty: Heuristics and biases. Science, 185(4157), 1124-1131.

La Consultoría Psicológica: Definición y Ámbitos de Aplicación

La consultoría psicológica es una rama de la psicología que se centra en proporcionar asesoramiento y orientación a individuos, grupos u organizaciones con el fin de promover el bienestar mental y resolver problemas específicos. A diferencia de la psicoterapia o psicología clínica, que a menudo se enfoca en tratar trastornos mentales severos, la consultoría psicológica tiende a abordar problemas cotidianos y situaciones de estrés que no necesariamente implican una enfermedad mental, facilitando el proceso de incorporación de nuevos repertorios de conductuales o cognitivos, desarrollo personal mediante la incorporación de actitudes tales como la autenticidad, la aceptación incondicional y la comprensión empática, ofreciendo un contexto de seguridad emocional capaz de generar un vínculo de confianza que hace posible la autoexploración y la transformación de la persona.

La consultoría psicológica considera al ser humano como un ser libre y responsable, capaz de asumir la conciencia de sí mismo. Aunque una persona tenga un pasado inalterable, siempre está en condiciones de recorrer un camino de aprendizaje, libre para cambiar su actitud frente a los recuerdos y para responder de manera diferente a las situaciones presentes. Se espera que el consultante esté dispuesto a revisar sus actitudes y conductas que impiden su desarrollo normal y a asumir la responsabilidad que esto implica.

Como una modalidad de ayuda que surge de la Psicología, la consultoría psicológica es una especialidad en sí misma. Basada en la Psicología de la Normalidad, esta disciplina concibe al organismo humano como un sistema dinámico, abierto, complejo, activo y reactivo, en libre intercambio con el entorno. Afirma que el ser humano posee enormes potenciales y recursos internos para el crecimiento y cree en una tendencia firme hacia el desarrollo y la actualización de estas capacidades. Este proceso solo es posible dentro de un marco de actitudes y vínculos facilitadores, que apoyan y fomentan el desarrollo personal y el bienestar emocional del individuo.

Definición de Consultoría Psicológica

La consultoría psicológica es un proceso colaborativo en el cual un consultor, que es un profesional de la salud mental, trabaja con el cliente para identificar problemas, explorar opciones y desarrollar estrategias efectivas para alcanzar objetivos específicos. Este tipo de consultoría se basa en técnicas y principios de la psicología para facilitar cambios positivos y el desarrollo personal.

Según la Asociación Americana de Psicología (APA), la consultoría psicológica implica la aplicación de una serie de enfoques teóricos y metodológicos con el objetivo de mejorar la adaptación, el desarrollo y la capacidad de enfrentar desafíos en la vida diaria (APA, 2020).

Ámbitos de Aplicación de la Consultoría Psicológica

La consultoría psicológica se puede aplicar en una variedad de contextos, incluyendo pero no limitándose a:

  1. Consultoría Organizacional:
    • Desarrollo de Liderazgo: Ayuda a los líderes y ejecutivos a desarrollar habilidades de liderazgo efectivas y a manejar el estrés laboral.
    • Mejora del Clima Laboral: Trabaja con equipos para mejorar la comunicación, la colaboración y el ambiente de trabajo en general.
    • Gestión del Cambio: Asiste a las organizaciones en procesos de cambio, tales como reestructuraciones o fusiones, para minimizar el impacto negativo en los empleados.
  2. Consultoría Educativa:
    • Asesoramiento Académico: Ayuda a los estudiantes a desarrollar habilidades de estudio y a planificar sus carreras académicas y profesionales.
    • Intervención en Crisis: Proporciona apoyo en situaciones de crisis, como el acoso escolar o eventos traumáticos.
    • Orientación Vocacional: Asiste a los jóvenes en la toma de decisiones sobre sus futuros educativos y profesionales.
  3. Consultoría en Salud Mental:
    • Manejo del Estrés y la Ansiedad: Proporciona estrategias para gestionar el estrés y la ansiedad en la vida cotidiana.
    • Problemas de Relaciones: Ayuda a individuos y parejas a mejorar sus relaciones interpersonales y resolver conflictos.
    • Desarrollo Personal: Facilita el crecimiento personal y el autoconocimiento, ayudando a las personas a alcanzar sus metas personales.
  4. Consultoría en el Ámbito Social:
    • Intervención Comunitaria: Trabaja con comunidades para abordar problemas sociales y mejorar el bienestar comunitario.
    • Asesoramiento a Grupos Vulnerables: Proporciona apoyo a grupos que enfrentan desafíos específicos, como inmigrantes, refugiados o personas con discapacidades.

Conclusión

La consultoría psicológica es una disciplina versátil que ofrece apoyo en diversas áreas de la vida, desde el ámbito organizacional hasta el educativo y el personal. Su objetivo principal es empoderar a las personas y las organizaciones para que puedan enfrentar desafíos, mejorar su bienestar y alcanzar sus objetivos.

Referencias

  • American Psychological Association. (2020). Counseling Psychology.
  • Corey, G. (2013). Theory and Practice of Counseling and Psychotherapy. Cengage Learning.
  • Gelso, C. J., & Fretz, B. R. (2014). Counseling Psychology. American Psychological Association.

La Psicología: Ciencia, Grado y Profesión

La psicología, como disciplina, trasciende su mera conceptualización científica, manifestándose en múltiples dimensiones que incluyen su naturaleza como ciencia empírica, su rol en la educación superior y su aplicación profesional (American Psychological Association [APA], 2017). Esta multiplicidad de facetas contribuye a su riqueza y complejidad como campo de estudio y práctica.

La Psicología como Ciencia:
La fundamentación científica de la psicología se basa en métodos rigurosos de investigación y análisis. Según Kazdin (2018), la psicología emplea diversos métodos científicos, incluyendo experimentos controlados, estudios observacionales y análisis cualitativos, para comprender los procesos mentales y el comportamiento humano. Las diferentes ramas de la psicología, como la cognitiva, social y del desarrollo, emplean metodologías específicas adaptadas a sus objetos de estudio (Miller, 2019).

La Psicología como Grado Universitario:
Los programas universitarios en psicología integran teoría y práctica en un currículo estructurado. De acuerdo con García-Vera et al. (2020), la formación académica en psicología debe equilibrar el conocimiento teórico con las competencias prácticas necesarias para el ejercicio profesional. Los planes de estudio contemporáneos enfatizan tanto la base científica como las habilidades aplicadas.

La Psicología como Profesión:
El ejercicio profesional de la psicología representa la aplicación práctica del conocimiento científico y académico. Según Fernández-Hermida (2017), la práctica profesional de la psicología requiere una formación específica y está regulada por normativas que varían según el país y la jurisdicción. Los psicólogos profesionales pueden desempeñarse en diversos ámbitos, desde la práctica clínica hasta la investigación aplicada.

A pesar de estas distinciones, es crucial reconocer la interconexión entre estas dimensiones de la psicología. La ciencia fundamenta la comprensión teórica que luego se enseña en programas académicos. A su vez, estos programas proporcionan la base educativa para quienes buscan dedicarse a la psicología como profesión. Sin embargo, es vital destacar que no todos los profesionales de la psicología se dedican exclusivamente a la práctica clínica; muchos también participan activamente en la investigación, contribuyendo al desarrollo y avance de la disciplina.

En conclusión, la psicología es un campo complejo que abarca la ciencia, el estudio universitario y la práctica profesional, cabe destacar que en estás dos últimas áreas en la actualidad se les denomina psicólogos a quienes han cursado la carrera como quienes ejercen la profesión. Cada dimensión enriquece y complementa a las demás, creando un ciclo continuo de conocimiento, aplicación y mejora. La comprensión completa de la psicología requiere apreciar la interdependencia entre su naturaleza científica, su enseñanza académica y su aplicación práctica en la vida cotidiana.

Referencias:
American Psychological Association. (2017). Ethical principles of psychologists and code of conduct. American Psychologist, 57(12), 1060-1073.

Fernández-Hermida, J. R. (2017). La psicología como profesión sanitaria. Papeles del Psicólogo, 38(1), 1-8.

García-Vera, M. P., Sanz, J., & Gutiérrez, S. (2020). La formación académica del psicólogo en España. Psicothema, 32(1), 7-15.

Kazdin, A. E. (2018). Research design in clinical psychology (5th ed.). Pearson.

Miller, G. A. (2019). The science of mental life and behavior (4th ed.). Worth Publishers.

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