La Consultoría Psicológica: Definición y Ámbitos de Aplicación

La consultoría psicológica es una rama de la psicología que se centra en proporcionar asesoramiento y orientación a individuos, grupos u organizaciones con el fin de promover el bienestar mental y resolver problemas específicos. A diferencia de la psicoterapia o psicología clínica, que a menudo se enfoca en tratar trastornos mentales severos, la consultoría psicológica tiende a abordar problemas cotidianos y situaciones de estrés que no necesariamente implican una enfermedad mental, facilitando el proceso de incorporación de nuevos repertorios de conductuales o cognitivos, desarrollo personal mediante la incorporación de actitudes tales como la autenticidad, la aceptación incondicional y la comprensión empática, ofreciendo un contexto de seguridad emocional capaz de generar un vínculo de confianza que hace posible la autoexploración y la transformación de la persona.

La consultoría psicológica considera al ser humano como un ser libre y responsable, capaz de asumir la conciencia de sí mismo. Aunque una persona tenga un pasado inalterable, siempre está en condiciones de recorrer un camino de aprendizaje, libre para cambiar su actitud frente a los recuerdos y para responder de manera diferente a las situaciones presentes. Se espera que el consultante esté dispuesto a revisar sus actitudes y conductas que impiden su desarrollo normal y a asumir la responsabilidad que esto implica.

Como una modalidad de ayuda que surge de la Psicología, la consultoría psicológica es una especialidad en sí misma. Basada en la Psicología de la Normalidad, esta disciplina concibe al organismo humano como un sistema dinámico, abierto, complejo, activo y reactivo, en libre intercambio con el entorno. Afirma que el ser humano posee enormes potenciales y recursos internos para el crecimiento y cree en una tendencia firme hacia el desarrollo y la actualización de estas capacidades. Este proceso solo es posible dentro de un marco de actitudes y vínculos facilitadores, que apoyan y fomentan el desarrollo personal y el bienestar emocional del individuo.

Definición de Consultoría Psicológica

La consultoría psicológica es un proceso colaborativo en el cual un consultor, que es un profesional de la salud mental, trabaja con el cliente para identificar problemas, explorar opciones y desarrollar estrategias efectivas para alcanzar objetivos específicos. Este tipo de consultoría se basa en técnicas y principios de la psicología para facilitar cambios positivos y el desarrollo personal.

Según la Asociación Americana de Psicología (APA), la consultoría psicológica implica la aplicación de una serie de enfoques teóricos y metodológicos con el objetivo de mejorar la adaptación, el desarrollo y la capacidad de enfrentar desafíos en la vida diaria (APA, 2020).

Ámbitos de Aplicación de la Consultoría Psicológica

La consultoría psicológica se puede aplicar en una variedad de contextos, incluyendo pero no limitándose a:

  1. Consultoría Organizacional:
    • Desarrollo de Liderazgo: Ayuda a los líderes y ejecutivos a desarrollar habilidades de liderazgo efectivas y a manejar el estrés laboral.
    • Mejora del Clima Laboral: Trabaja con equipos para mejorar la comunicación, la colaboración y el ambiente de trabajo en general.
    • Gestión del Cambio: Asiste a las organizaciones en procesos de cambio, tales como reestructuraciones o fusiones, para minimizar el impacto negativo en los empleados.
  2. Consultoría Educativa:
    • Asesoramiento Académico: Ayuda a los estudiantes a desarrollar habilidades de estudio y a planificar sus carreras académicas y profesionales.
    • Intervención en Crisis: Proporciona apoyo en situaciones de crisis, como el acoso escolar o eventos traumáticos.
    • Orientación Vocacional: Asiste a los jóvenes en la toma de decisiones sobre sus futuros educativos y profesionales.
  3. Consultoría en Salud Mental:
    • Manejo del Estrés y la Ansiedad: Proporciona estrategias para gestionar el estrés y la ansiedad en la vida cotidiana.
    • Problemas de Relaciones: Ayuda a individuos y parejas a mejorar sus relaciones interpersonales y resolver conflictos.
    • Desarrollo Personal: Facilita el crecimiento personal y el autoconocimiento, ayudando a las personas a alcanzar sus metas personales.
  4. Consultoría en el Ámbito Social:
    • Intervención Comunitaria: Trabaja con comunidades para abordar problemas sociales y mejorar el bienestar comunitario.
    • Asesoramiento a Grupos Vulnerables: Proporciona apoyo a grupos que enfrentan desafíos específicos, como inmigrantes, refugiados o personas con discapacidades.

Conclusión

La consultoría psicológica es una disciplina versátil que ofrece apoyo en diversas áreas de la vida, desde el ámbito organizacional hasta el educativo y el personal. Su objetivo principal es empoderar a las personas y las organizaciones para que puedan enfrentar desafíos, mejorar su bienestar y alcanzar sus objetivos.

Referencias

  • American Psychological Association. (2020). Counseling Psychology.
  • Corey, G. (2013). Theory and Practice of Counseling and Psychotherapy. Cengage Learning.
  • Gelso, C. J., & Fretz, B. R. (2014). Counseling Psychology. American Psychological Association.

La Psicología: Ciencia, Grado y Profesión

La psicología, como disciplina, trasciende su mera conceptualización científica, manifestándose en múltiples dimensiones que incluyen su naturaleza como ciencia empírica, su rol en la educación superior y su aplicación profesional (American Psychological Association [APA], 2017). Esta multiplicidad de facetas contribuye a su riqueza y complejidad como campo de estudio y práctica.

La Psicología como Ciencia:
La fundamentación científica de la psicología se basa en métodos rigurosos de investigación y análisis. Según Kazdin (2018), la psicología emplea diversos métodos científicos, incluyendo experimentos controlados, estudios observacionales y análisis cualitativos, para comprender los procesos mentales y el comportamiento humano. Las diferentes ramas de la psicología, como la cognitiva, social y del desarrollo, emplean metodologías específicas adaptadas a sus objetos de estudio (Miller, 2019).

La Psicología como Grado Universitario:
Los programas universitarios en psicología integran teoría y práctica en un currículo estructurado. De acuerdo con García-Vera et al. (2020), la formación académica en psicología debe equilibrar el conocimiento teórico con las competencias prácticas necesarias para el ejercicio profesional. Los planes de estudio contemporáneos enfatizan tanto la base científica como las habilidades aplicadas.

La Psicología como Profesión:
El ejercicio profesional de la psicología representa la aplicación práctica del conocimiento científico y académico. Según Fernández-Hermida (2017), la práctica profesional de la psicología requiere una formación específica y está regulada por normativas que varían según el país y la jurisdicción. Los psicólogos profesionales pueden desempeñarse en diversos ámbitos, desde la práctica clínica hasta la investigación aplicada.

A pesar de estas distinciones, es crucial reconocer la interconexión entre estas dimensiones de la psicología. La ciencia fundamenta la comprensión teórica que luego se enseña en programas académicos. A su vez, estos programas proporcionan la base educativa para quienes buscan dedicarse a la psicología como profesión. Sin embargo, es vital destacar que no todos los profesionales de la psicología se dedican exclusivamente a la práctica clínica; muchos también participan activamente en la investigación, contribuyendo al desarrollo y avance de la disciplina.

En conclusión, la psicología es un campo complejo que abarca la ciencia, el estudio universitario y la práctica profesional, cabe destacar que en estás dos últimas áreas en la actualidad se les denomina psicólogos a quienes han cursado la carrera como quienes ejercen la profesión. Cada dimensión enriquece y complementa a las demás, creando un ciclo continuo de conocimiento, aplicación y mejora. La comprensión completa de la psicología requiere apreciar la interdependencia entre su naturaleza científica, su enseñanza académica y su aplicación práctica en la vida cotidiana.

Referencias:
American Psychological Association. (2017). Ethical principles of psychologists and code of conduct. American Psychologist, 57(12), 1060-1073.

Fernández-Hermida, J. R. (2017). La psicología como profesión sanitaria. Papeles del Psicólogo, 38(1), 1-8.

García-Vera, M. P., Sanz, J., & Gutiérrez, S. (2020). La formación académica del psicólogo en España. Psicothema, 32(1), 7-15.

Kazdin, A. E. (2018). Research design in clinical psychology (5th ed.). Pearson.

Miller, G. A. (2019). The science of mental life and behavior (4th ed.). Worth Publishers.

El efecto Dunning-Kruger: cuando sabemos menos de lo que creemos

El efecto Dunning-Kruger es un sesgo cognitivo en el que las personas con bajos niveles de habilidad o conocimiento en un área tienden a sobreestimar su competencia. En otras palabras, cuanto menos sabemos, más creemos saber.

¿Por qué sucede esto?

Según Dunning y Kruger (1999), este fenómeno ocurre porque las mismas habilidades necesarias para desempeñarse bien en una tarea también son las que permiten evaluar correctamente el propio desempeño. Cuando alguien carece de conocimiento en un área, también carece de la capacidad de reconocer sus propias limitaciones.

La curva del efecto Dunning-Kruger

1️⃣ Pico de la ignorancia confiada: Con poco conocimiento, se experimenta un exceso de confianza.

2️⃣ Valle de la desesperación: Al aprender más, se toma conciencia de lo mucho que falta por saber.

3️⃣ Ascenso del conocimiento: Con el tiempo y la práctica, la confianza crece, pero de manera más realista.

Ejemplo en la vida cotidiana

Este efecto se observa en múltiples áreas:

🔹 Alguien con poco conocimiento en nutrición que se considera un experto en dietas.

🔹 Individuos con poca experiencia en política que creen tener soluciones sencillas a problemas complejos.

🔹 En psicoterapia, pacientes con una comprensión superficial de la mente que minimizan la formación de los profesionales.

¿Cómo evitar caer en este sesgo?

✔ Buscar retroalimentación objetiva.

✔ Mantener una mentalidad de aprendizaje continuo.

✔ Ser consciente de que la confianza no siempre equivale a competencia.

✔ Escuchar a expertos en lugar de basarnos solo en nuestras opiniones.

📚 Referencias

• Dunning, D., & Kruger, J. (1999). Unskilled and unaware of it: How difficulties in recognizing one’s own incompetence lead to inflated self-assessments. Journal of Personality and Social Psychology, 77(6), 1121-1134.

• Pennycook, G., & Rand, D. G. (2019). The illusion of explanatory depth and individual differences in knowledge perception. Psychonomic Bulletin & Review, 26(3), 751-759.

¿Y si no soy mi tipo? El dilema del amor propio

Si el amor propio significa enamorarme de mí mismo… ¿qué pasa si no soy mi tipo? ¿Tengo que soportarme en las malas y en las peores, como en un matrimonio arreglado conmigo mismo? Es un dilema digno de una comedia romántica existencial: por un lado, los psicólogos humanistas insisten en que debo quererme, pero por otro, mi reflejo en el espejo a veces me devuelve una mirada de “meh”.

Tal vez el truco no sea enamorarme de mí mismo como en una novela rosa, sino tratarme como un amigo que realmente me cae bien. Porque, seamos honestos, no todos los días nos sentimos encantadores. Hay días en los que uno se siente más como un villano de telenovela que como el protagonista inspirador de su propia historia. Y eso está bien. Después de todo, el amor propio no es un flechazo instantáneo, sino una relación a largo plazo llena de altibajos… y terapia.

El amor propio es un concepto ampliamente utilizado en la cultura popular para referirse a la aceptación y valoración de uno mismo. Sin embargo, desde la psicología, este término puede desglosarse en componentes más específicos: autovalor, autoconcepto y autoeficacia. Estos elementos no solo influyen en la percepción personal, sino que también determinan la manera en que un individuo enfrenta la vida y las relaciones interpersonales (Rosenberg, 1965; Bandura, 1997).

Autovalor: La Base del Amor Propio

El autovalor se refiere a la percepción de la propia valía y se relaciona estrechamente con la autoestima. Rosenberg (1965), en su estudio sobre la autoestima, argumenta que la forma en que una persona se valora a sí misma influye en su bienestar emocional y en su conducta social. Un alto autovalor permite establecer límites saludables y evitar relaciones o entornos dañinos (Branden, 1994).

Por ejemplo, en la novela Jane Eyre de Charlotte Brontë, la protagonista muestra un alto autovalor al rechazar a Rochester cuando descubre su matrimonio previo. A pesar de su amor por él, Jane prioriza su dignidad y principios personales, reflejando un fuerte sentido de amor propio basado en el autovalor.

Autoconcepto: La Imagen de Uno Mismo

El autoconcepto es la representación mental que una persona tiene sobre sí misma, incluyendo sus habilidades, rasgos y valores (Baumeister, 1999). Una distorsión en el autoconcepto puede afectar negativamente el amor propio, ya que una visión negativa de uno mismo puede generar inseguridad y ansiedad (Marsh & Shavelson, 1985).

Un ejemplo narrativo lo encontramos en El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde, donde el protagonista desarrolla un autoconcepto basado en la imagen externa en lugar de en su verdadero ser. A medida que su retrato envejece y se corrompe, su autoconcepto se deteriora, evidenciando la importancia de una percepción equilibrada de sí mismo en el desarrollo del amor propio.

Autoeficacia: Creer en la Propia Capacidad

El psicólogo Albert Bandura (1997) definió la autoeficacia como la creencia en la propia capacidad para enfrentar desafíos y alcanzar metas. La autoeficacia es un pilar clave del amor propio, ya que una persona que confía en sus habilidades enfrenta la vida con mayor resiliencia y seguridad (Schunk & Pajares, 2005).

En la literatura, un ejemplo claro de autoeficacia se encuentra en Los miserables de Victor Hugo, donde Jean Valjean, a pesar de su pasado como convicto, reconstruye su vida gracias a su creencia en su propia capacidad de cambio. Este proceso refleja cómo la autoeficacia influye en el desarrollo del amor propio.

Conclusión

El amor propio no es un concepto aislado, sino el resultado de la interacción entre autovalor, autoconcepto y autoeficacia. La psicología ha demostrado que una combinación equilibrada de estos elementos permite a las personas desarrollar una autoestima saludable y afrontar la vida con mayor confianza y bienestar (Neff, 2011). A través de ejemplos narrativos y estudios científicos, se evidencia que el amor propio no es solo una idea abstracta, sino un proceso psicológico fundamental para el desarrollo personal.

Referencias

• Bandura, A. (1997). Self-efficacy: The exercise of control. W. H. Freeman.

• Baumeister, R. F. (1999). The self in social psychology. Psychology Press.

• Branden, N. (1994). The six pillars of self-esteem. Bantam Books.

• Marsh, H. W., & Shavelson, R. (1985). Self-concept: Its multifaceted, hierarchical structure. Educational Psychologist, 20(3), 107-123.

• Neff, K. D. (2011). Self-compassion, self-esteem, and well-being. Social and Personality Psychology Compass, 5(1), 1-12.

• Rosenberg, M. (1965). Society and the adolescent self-image. Princeton University Press.

• Schunk, D. H., & Pajares, F. (2005). Competence perceptions and academic functioning. En A. J. Elliot & C. S. Dweck (Eds.), Handbook of competence and motivation (pp. 85-104). Guilford Publications.

El proceso terapéutico con menores: Una guía para padres

Siempre que atiendo a menores de edad, inicio la sesión preguntando a los padres: “¿Qué los trae por acá el día de hoy?”. La respuesta suele girar en torno a preocupaciones sobre el estado de ánimo, el comportamiento o los cambios en la conducta de sus hijos. Con frecuencia me dicen: “Queremos saber qué le pasa” o “Lo traemos para que pueda estar mejor”.

Por supuesto, ese es el objetivo principal. Sin embargo, al explicarles cómo es el proceso de terapia con menores, en ocasiones noto cierta sorpresa o resistencia. Y es comprensible, ya que la terapia con niños y adolescentes no se limita sólo a trabajar directamente con ellos, sino que también implica involucrar a la familia de manera activa.

Aspectos clave del proceso terapéutico con menores de edad

Cuando iniciamos un proceso terapéutico, consideramos los siguientes puntos fundamentales:
Consentimiento y disposición del menor: Es importante que el niño o adolescente quiera participar en el proceso terapéutico.
Definir el alcance del proceso: ¿Será una intervención sólo para el menor o también incluirá trabajo con los padres?
La importancia del apoyo familiar: La participación y el acompañamiento de la familia son clave para el éxito del proceso.
Confidencialidad en ambas vías: Respetar la confidencialidad del menor y de los padres es esencial para generar un espacio de confianza.

Uno de los aspectos más relevantes es que, aunque siempre se toma en cuenta el motivo de consulta expresado por los padres, el motivo de consulta del menor puede ser distinto. En esos casos, la prioridad será atender las necesidades del paciente, incluso si difieren de las expectativas familiares.

El compromiso compartido

El proceso terapéutico requiere un compromiso conjunto de padres, paciente y terapeuta. No existe un número fijo de sesiones, ya que cada persona es única y sus necesidades son distintas. Por eso, cada proceso es un viaje personalizado y adaptado a las vivencias de cada familia.

Acompañar a un niño o adolescente en su proceso terapéutico es un acto de amor y valentía. No siempre será fácil, pero sí profundamente valioso. Más allá de encontrar respuestas, el verdadero propósito es brindarles un espacio seguro donde puedan crecer, sanar y descubrir su propia voz.

Y aunque el camino puede ser diferente al esperado, lo más importante es saber que no están solos: es un proceso que caminaremos juntos, siempre poniendo como prioridad el bienestar y la felicidad subjetiva de su hijo o hija.

Las verdaderas Banderas Rojas en relación de parejas:

«Eres todo lo que tengo en la vida.»

Indica una dependencia emocional que puede volverse insostenible o tóxica.

«Nunca me enojo contigo, no importa lo que hagas.»

Puede reflejar una falta de autenticidad o miedo al conflicto.

«Yo hago todo lo que tú quieras, solo dime qué necesitas.»

Denota una renuncia a sus propios límites o necesidades, lo que puede llevar a resentimientos.

«No puedo ser feliz si no estás conmigo.»

Es una señal de dependencia emocional que pone toda la responsabilidad de su bienestar en la pareja.

«Siempre estoy disponible para ti, no importa lo que pase.»

Puede parecer devoción, pero a menudo implica una falta de autonomía personal.

«Te amo más que a mí mismo/a.»

Sugiere una idealización peligrosa y un descuido de su autoestima.

«No te preocupes, yo me encargo de todo por los dos.»

Aunque parece un gesto noble, puede ser una forma de controlar o crear dependencia.

«Si no funciona contigo, no quiero estar con nadie más.»

Refleja una mentalidad extrema que puede dificultar relaciones saludables.

«No deberías sentirte así; yo sé lo que necesitas.»

Esta frase puede indicar un intento de invalidar emociones o imponer control.

«Dime lo que piensas, yo no tengo problemas con lo que decidas.»

Muestra una posible falta de iniciativa propia o temor a tomar decisiones.

«¿Por qué necesitas espacio? Yo siempre quiero estar contigo.»

La falta de respeto por la individualidad y los límites personales es un indicador de problemas.

«Si realmente me amas, harías lo que te estoy pidiendo.»

Es una táctica manipuladora disfrazada de una prueba de amor.

«No entiendo por qué necesitas amigos, yo puedo ser todo para ti.»

Aislar a la pareja es un comportamiento controlador que puede volverse tóxico.

«No tengo nada que ocultar, por eso reviso tu teléfono también.»

Aunque parece transparencia, es una invasión de privacidad disfrazada de confianza.

«Todo lo que necesito en la vida es estar contigo.»

Aunque romántico en apariencia, refleja una falta de equilibrio emocional y dependencia.

La trampa del ‘amor perfecto’

Normalizamos tanto el sufrimiento en nombre del amor que ya no sabemos distinguir entre amar y aguantar. Nos aferramos a la imagen de la ‘familia feliz’ o la ‘pareja perfecta’ como si fuera un trofeo que hay que mantener a toda costa.

¿Cuántas veces has escuchado (o dicho) ‘pero es que lo/la amo’ para justificar comportamientos que te lastiman? ¿Cuántas veces has ignorado tus propios límites por miedo a ‘arruinar’ la relación?

El verdadero amor no exige que te anules. No pide que aguantes faltas de respeto. No requiere que silencies tu voz. El amor sano CONSTRUYE, no destruye.

La familia feliz no es la que esconde sus problemas, sino la que los enfrenta con respeto. La pareja ideal no es la que nunca discute, sino la que sabe poner límites claros y los respeta.

Romantizamos tanto el ‘aguantar por amor’ que olvidamos que el primer amor debe ser hacia nosotros mismos. No hay honor en sacrificar tu dignidad por mantener una relación. No hay medalla por soportar lo insoportable.

Si estás leyendo esto y te sientes identificad@, recuerda:

• Poner límites no es egoísmo

• Exigir respeto no es ‘complicar las cosas’

• Elegir tu paz mental no es ‘destruir la familia’

El amor verdadero te hace crecer, no encogerte. Te da alas, no jaulas.

¿Y tú, hasta cuándo vas a confundir amor con aguante?

¿Los pensamientos siempre causan nuestras emociones y conductas? Una mirada desde la neurociencia

Durante décadas, diferentes corrientes psicológicas han propuesto que nuestras emociones y conductas son producto directo de nuestros pensamientos. Sin embargo, la investigación en neurociencia cognitiva y social nos muestra una realidad más compleja y fascinante.

La arquitectura cerebral sugiere múltiples vías

Como señala Adolphs (2003) en su revisión publicada en Nature Reviews Neuroscience, nuestro cerebro procesa la información social y emocional a través de múltiples rutas paralelas. Por un lado, tenemos vías rápidas que involucran estructuras como la amígdala y regiones subcorticales, capaces de generar respuestas emocionales automáticas antes de que ocurra un procesamiento cognitivo consciente. Por otro lado, existen vías más lentas que involucran la corteza prefrontal y parietal, permitiendo una regulación más consciente de nuestras respuestas.

Respuestas emocionales sin procesamiento cognitivo

La investigación ha demostrado que podemos experimentar emociones sin necesidad de un pensamiento previo. Por ejemplo:

  • Respuestas automáticas subcorticales mediadas por la amígdala ante amenazas
  • Cambios hormonales y neuroquímicos que afectan directamente nuestro estado emocional
  • Memoria emocional implícita que puede activarse sin consciencia
  • Señales corporales interoceptivas que influyen en nuestros estados emocionales

Una danza circular entre pensamientos, emociones y conductas

En lugar de una causalidad lineal simple, la evidencia neurocientífica sugiere una interacción dinámica y constante entre estos elementos. Las estructuras cerebrales que procesan información social y emocional muestran extensas conexiones bidireccionales y retroalimentación continua entre diferentes niveles de procesamiento.

El papel del contexto y la regulación

La activación de estructuras cerebrales como la amígdala puede ser modulada por:

  • El contexto en que ocurre el estímulo
  • Procesos de regulación emocional voluntaria
  • La atención y los objetivos del momento
  • Experiencias previas y aprendizaje

Implicaciones prácticas

Esta visión más compleja tiene importantes implicaciones:

  1. Las intervenciones terapéuticas pueden beneficiarse de abordar múltiples puntos de entrada: no solo los pensamientos, sino también las respuestas corporales, las conductas y el contexto.
  2. La autorregulación emocional puede trabajarse desde diferentes niveles, incluyendo técnicas tanto cognitivas como corporales.
  3. La prevención de problemas emocionales podría beneficiarse de considerar factores más allá del pensamiento, como la regulación fisiológica y el contexto social.

Conclusión

La neurociencia nos invita a adoptar una visión más integral de la experiencia humana. Si bien los pensamientos pueden influir en nuestras emociones y conductas, no son su única fuente ni operan en aislamiento. Somos el producto de una danza continua entre procesos automáticos y voluntarios, entre cognición y emoción, entre el cerebro y el cuerpo, todo ello embebido en un contexto social que nos da forma.

Referencias

Adolphs, R. (2003). Cognitive neuroscience of human social behaviour. Nature Reviews. Neuroscience, 4(3), 165-178. https://doi.org/10.1038/nrn1056


¿Las decisiones son «buenas» o «malas»?

Depende desde qué perspectiva las analices, la mayoría de las personas y sociedades sí hacen juicios sobre decisiones como «buenas» o «malas» basándose en normas culturales, leyes, o ética común, pero eso pertenece a un ámbito de filosofía moral, lo cual en gran parte de los casos genera culpa, comportamientos sobrecompensatorios y manipulación bilateral.

Pero en general, la psicología tiende a evitar juicios morales absolutos sobre las decisiones. En su lugar, se centra en comprender los procesos de toma de decisiones, sus efectos en el bienestar psicológico, y cómo las personas perciben y evalúan sus propias decisiones y las de los demás.

La psicología puede proporcionar herramientas para evaluar los consecuentes y las consecuencias de las decisiones en términos de salud mental, adaptación y funcionamiento social, pero generalmente evita etiquetar las decisiones como universalmente «buenas» o «malas».

La destigmatización de las decisiones es un tema importante en psicología, con implicaciones significativas para el bienestar individual y social. Veamos algunos aspectos clave:

Impacto del estigma:

  • El estigma asociado a ciertas decisiones puede causar estrés, ansiedad y depresión.
  • Puede llevar al aislamiento social y a evitar buscar ayuda cuando se necesita.

Contextualización de las decisiones:

  • La psicología enfatiza la importancia de entender el contexto en el que se toman las decisiones.
  • Factores como el entorno, las experiencias pasadas y los recursos disponibles influyen en las elecciones.

Teoría de la atribución:

  • Esta teoría explica cómo las personas interpretan las causas de los comportamientos y eventos.
  • Destigmatizar implica reducir las atribuciones negativas hacia las decisiones de otros.

Psicología del error:

  • Reconocer que los errores son parte natural del aprendizaje y crecimiento humano.
  • Promover una cultura que vea los «errores» como oportunidades de aprendizaje.

Terapia cognitivo-conductual:

  • Ayuda a las personas a identificar y cambiar pensamientos negativos sobre sus decisiones.
  • Fomenta una perspectiva más balanceada y menos autocrítica.

Inteligencia emocional:

  • Desarrollar la capacidad de entender y manejar las emociones propias y ajenas.
  • Ayuda a responder de manera más empática a las decisiones de otros.

Psicología positiva:

  • Enfocarse en las fortalezas y el crecimiento personal en lugar de en los «errores».
  • Promover la resiliencia y la capacidad de recuperación tras decisiones difíciles.

Educación y conciencia pública:

  • Aumentar la comprensión sobre los procesos de toma de decisiones y sus complejidades.
  • Fomentar una sociedad más comprensiva y menos juzgadora.

La destigmatización de las decisiones no solo beneficia a los individuos, sino que también puede llevar a una sociedad más empática y abierta, donde las personas se sientan más cómodas buscando ayuda y aprendiendo de sus experiencias.

Referencias

Beck, J. S. (2011). Cognitive behavior therapy: Basics and beyond. Guilford Press.

Goleman, D. (2006). Emotional intelligence. Bantam.

Lerner, J. S., Li, Y., Valdesolo, P., & Kassam, K. S. (2015). Emotion and decision making. Annual Review of Psychology, 66, 799-823.

Neff, K. D. (2011). Self‐compassion, self‐esteem, and well‐being. Social and Personality Psychology Compass, 5(1), 1-12.

Seligman, M. E. P., & Csikszentmihalyi, M. (2000). Positive psychology: An introduction. American Psychologist, 55(1), 5-14.

Evitación Experiencial

La evitación experiencial es un concepto central en la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), una forma moderna de terapia conductual. Este término se refiere a los intentos deliberados de evitar pensamientos, emociones, recuerdos y sensaciones físicas incómodas o dolorosas, incluso cuando hacerlo causa daño a largo plazo (Hayes, Strosahl & Wilson, 2012).

En términos simples, la evitación experiencial ocurre cuando una persona se esfuerza por no experimentar aspectos internos desagradables, como el dolor emocional o la ansiedad. Por ejemplo, alguien que teme hablar en público puede evitar presentaciones, lo que a corto plazo reduce su ansiedad pero a largo plazo puede limitar sus oportunidades profesionales y personales.

Según Hayes et al. (1996), la evitación experiencial está estrechamente relacionada con la psicopatología, ya que contribuye a la inflexibilidad psicológica. Esto significa que las personas que frecuentemente evitan sus experiencias internas pueden tener dificultades para adaptarse a situaciones nuevas o desafiantes, lo que puede exacerbar trastornos como la ansiedad, la depresión y el estrés postraumático.

Investigaciones han demostrado que la evitación experiencial es un predictor significativo de una variedad de problemas psicológicos. Un estudio realizado por Kashdan et al. (2006) encontró que los individuos con altos niveles de evitación experiencial reportaban mayores niveles de ansiedad y depresión, así como menor satisfacción con la vida.

La ACT propone la aceptación como alternativa a la evitación experiencial. En lugar de intentar controlar o evitar pensamientos y emociones negativos, la ACT enseña a las personas a aceptarlos y a comprometerse con acciones que están alineadas con sus valores personales (Hayes, Strosahl & Wilson, 2012).

En resumen, la evitación experiencial es un mecanismo de afrontamiento común que puede tener efectos adversos en la salud mental. Entender y abordar esta tendencia puede ser crucial para promover el bienestar psicológico y la resiliencia.

Referencias

  • Hayes, S. C., Strosahl, K. D., & Wilson, K. G. (2012). Acceptance and Commitment Therapy: The Process and Practice of Mindful Change. New York: Guilford Press.
  • Hayes, S. C., Wilson, K. G., Gifford, E. V., Follette, V. M., & Strosahl, K. (1996). Experiential avoidance and behavioral disorders: A functional dimensional approach to diagnosis and treatment. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 64(6), 1152-1168.
  • Kashdan, T. B., Barrios, V., Forsyth, J. P., & Steger, M. F. (2006). Experiential avoidance as a generalized psychological vulnerability: Comparisons with coping and emotion regulation strategies. Behaviour Research and Therapy, 44(9), 1301-1320.

El Mito del Superviviente

El «mito del superviviente» es un fenómeno cognitivo y social que se refiere a la tendencia a sobreestimar las probabilidades de éxito basándose en historias de individuos que han logrado destacarse en situaciones extremas o difíciles. Este mito se genera al observar a los pocos que han triunfado y asumir que su éxito puede ser replicado fácilmente por otros, ignorando a la gran mayoría que no ha alcanzado resultados similares.

Definición y Origen del Mito del Superviviente

El mito del superviviente se refiere a la falacia lógica donde se toma en cuenta solo a los sobrevivientes o casos exitosos al evaluar la probabilidad de éxito, ignorando a aquellos que no lo lograron. Este sesgo puede ser observado en diferentes contextos, desde el mundo empresarial hasta las historias de superación personal.

Ejemplos Comunes del Mito del Superviviente

  • Empresas Exitosas: Se estudian empresas que han tenido éxito extraordinario sin considerar las innumerables empresas que fracasaron siguiendo estrategias similares (Taleb, 2007).
  • Historias de Éxito Personal: Biografías de individuos que superaron adversidades extremas pueden dar una falsa impresión de que el éxito es alcanzable por cualquiera que siga su ejemplo.
  • Industria del Entretenimiento: La popularidad de ciertos artistas o deportistas se toma como prueba de que el talento y el trabajo duro siempre llevan al éxito, ignorando a los muchos que no lo logran.

Impacto del Mito del Superviviente

Este mito puede tener varios impactos negativos:

  • Expectativas Irrealistas: Crear expectativas poco realistas sobre lo que se puede lograr, llevando a la desilusión y el desaliento.
  • Subestimación del Riesgo: Minimizar los riesgos asociados con ciertas decisiones, ya que solo se ven los casos exitosos.
  • Falsa Causalidad: Atribuir el éxito a características o acciones específicas sin considerar otros factores contextuales o aleatorios.

Factores Contribuyentes

El mito del superviviente es alimentado por varios factores:

  • Sesgo de Selección: Se enfoca en los casos exitosos sin considerar los fracasos.
  • Sesgo de Confirmación: Las personas tienden a buscar y valorar la información que confirma sus creencias previas.
  • Narrativas Atractivas: Las historias de éxito son más atractivas y se difunden más fácilmente que las historias de fracaso.

Análisis Crítico y Contramedidas

Para abordar el mito del superviviente, es crucial adoptar un enfoque crítico y equilibrado:

  • Consideración de la Base Completa: Evaluar tanto a los éxitos como a los fracasos para tener una visión más precisa de la probabilidad de éxito.
  • Análisis Estadístico: Utilizar métodos estadísticos para entender la distribución de los resultados en una población completa (Kahneman, 2011).
  • Enfoque en el Proceso: Valorar el proceso y las condiciones que llevaron al éxito en lugar de enfocarse solo en el resultado final.

Conclusión

El mito del superviviente es una falacia común que puede distorsionar la percepción del éxito y las probabilidades de alcanzarlo. Al reconocer y abordar este sesgo, es posible tomar decisiones más informadas y realistas, tanto a nivel personal como profesional.

Referencias

  • Kahneman, D. (2011). Thinking, Fast and Slow. New York: Farrar, Straus and Giroux.
  • Taleb, N. N. (2007). The Black Swan: The Impact of the Highly Improbable. New York: Random House.
  • Mandelbrot, B. B., & Hudson, R. L. (2004). The (Mis)Behavior of Markets: A Fractal View of Risk, Ruin, and Reward. New York: Basic Books.
  • Tversky, A., & Kahneman, D. (1974). Judgment under Uncertainty: Heuristics and Biases. Science, 185(4157), 1124-1131.

El Cambio de Creencias a lo Largo del Tiempo: Un Proceso Natural y Necesario

El cambio de creencias es un fenómeno que ocurre de manera natural a lo largo de nuestras vidas. Este proceso, aunque a menudo se percibe como complejo, es en realidad una parte intrínseca de nuestro desarrollo cognitivo y emocional. Diversas investigaciones en psicología cognitiva han demostrado que nuestras creencias no son estáticas; evolucionan a medida que adquirimos nuevas experiencias y conocimientos.

Las creencias pueden definirse como la aceptación mental o la convicción en la verdad de una idea (Schwitzgebel, 2010). A lo largo del tiempo, nuestras creencias se ven influenciadas por múltiples factores, incluyendo la interacción social, la educación y las experiencias personales. Según Connors y Halligan (2015), el proceso de formación de creencias implica varios niveles de complejidad cognitiva. Estos niveles abarcan desde procesos automáticos y no conscientes hasta evaluaciones conscientes y deliberadas.

En el campo de la psicología cognitiva, se han propuesto varios modelos para explicar cómo y por qué cambian nuestras creencias. Uno de estos modelos sugiere que las creencias pasan por un ciclo de evolución similar al de las estaciones del año. En este ciclo, una nueva creencia se forma, se consolida y eventualmente puede ser reemplazada por otra más relevante conforme cambian nuestras circunstancias y adquirimos nueva información (Connors & Halligan, 2015).

El cambio de creencias también puede ser visto desde una perspectiva de regulación emocional. Las creencias no solo están ligadas a procesos cognitivos, sino que también están profundamente influenciadas por nuestras emociones. La regulación emocional juega un papel crucial en cómo manejamos y modificamos nuestras creencias. Por ejemplo, aprender a manejar el estrés y la ansiedad puede facilitar el proceso de aceptar y adoptar nuevas creencias (Oxford University Press, 2014a).

Comprender y gestionar el cambio de creencias puede tener un impacto significativo en nuestra vida diaria. Ser conscientes de este proceso nos permite ser más flexibles y adaptativos, lo que es crucial para el crecimiento personal y profesional. Al reconocer que nuestras creencias pueden cambiar, podemos abordar los desafíos con una mente abierta y estar dispuestos a reevaluar nuestras suposiciones y prejuicios.

Referencias

Connors, M. H., & Halligan, P. W. (2015). A cognitive account of belief: A tentative road map. *Frontiers in Psychology, 5*, 1588. doi:10.3389/fpsyg.2014.01588

Oxford University Press. (2014a). An Emotion Regulation Perspective on Belief Change. In *The Oxford Handbook of Cognitive Psychology*.

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