En los últimos años, el término gaslighting ha cobrado relevancia en la psicología clínica y en el ámbito de las relaciones interpersonales. Se refiere a una forma de manipulación psicológica en la que una persona busca hacer que otra dude de sus percepciones, recuerdos e incluso de su cordura.
El origen del concepto proviene de la obra de teatro Gas Light (1938) y su adaptación cinematográfica (1944), en la cual un hombre manipula a su esposa para que piense que está perdiendo la razón, atenuando las luces de gas y negando constantemente que esto suceda (Abramson, 2014).
¿Qué es el gaslighting?
El gaslighting es una estrategia de poder y control. Implica negar hechos, distorsionar narrativas, minimizar experiencias y proyectar la culpa sobre la víctima. Este tipo de manipulación se da tanto en relaciones de pareja como en dinámicas familiares, laborales o sociales (Stern, 2018).
Por ejemplo, una persona puede decir: “Eso nunca pasó, lo estás imaginando” o “Estás exagerando, eres demasiado sensible”. Con el tiempo, la víctima comienza a dudar de sí misma y a depender cada vez más del manipulador para validar su realidad.
Consecuencias psicológicas
Las personas sometidas a gaslighting suelen experimentar:
- Confusión constante sobre lo que es real.
- Baja autoestima.
- Aislamiento social.
- Ansiedad y síntomas depresivos (Sweet, 2019).
En casos prolongados, puede afectar significativamente la identidad de la víctima y su capacidad para tomar decisiones autónomas.
Gaslighting y relaciones de poder
El gaslighting no ocurre en un vacío: está vinculado con dinámicas de poder. Se observa en relaciones abusivas, en contextos laborales donde un jefe invalida continuamente a un subordinado, e incluso en discursos políticos donde líderes buscan manipular la percepción colectiva de la realidad (Haslam, Reicher & Levine, 2019).
Reconocer estas dinámicas es fundamental para desarrollar conciencia crítica y proteger la salud mental.
¿Cómo enfrentarlo?
- Reconocer las señales: identificar frases que invalidan constantemente tu experiencia.
- Registrar experiencias: llevar un diario puede ayudar a validar tu percepción.
- Buscar apoyo: conversar con personas de confianza o profesionales de la salud mental.
- Establecer límites: no entrar en discusiones circulares con el manipulador.
El primer paso es comprender que tus emociones y percepciones son válidas. No necesitas la aprobación de alguien más para confirmar tu propia realidad.
Referencias
- Abramson, K. (2014). Turning up the lights on gaslighting. Philosophical Perspectives, 28(1), 1–30. https://doi.org/10.1111/phpe.12046
- Haslam, S. A., Reicher, S. D., & Levine, M. (2019). When the going gets tough: Shared social identity and the dynamics of collective resilience. Self and Identity, 18(1), 1–13. https://doi.org/10.1080/15298868.2017.1341380
- Stern, R. (2018). The gaslight effect: How to spot and survive the hidden manipulation others use to control your life. Harmony.
- Sweet, P. L. (2019). The sociology of gaslighting. American Sociological Review, 84(5), 851–875. https://doi.org/10.1177/0003122419874843