¿Cómo el encierro afecta psicológicamente a las personas?

La nueva pandemia dispara estados de ansiedad. El elevado nivel de incertidumbre que acompaña esta situación precipita y mantiene un estado de captación ansiosa que constituye la preparación frente a una amenaza nueva y desconocida.

En un documento elaborado por la facultad de psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) llamado Recomendaciones psicológicas para afrontar la pandemia,se enumeraron algunas de las emociones que podemos estar sintiendo ante esta situación:

Miedo: a perder la salud, a las posibles consecuencias de la enfermedad, a la falta de recursos, a la falta de insumos básicos. Es posible sentir miedo ante una situación que se percibe como nueva y amenazante.

Pensamientos como “me puede pasar a mí” o “puedo contagiar a mi familia”. Estos sentimientos pueden generar tanto reacciones funcionales en donde es posible que aparezcan conductas creativas, actividades formativas o recreativas. En el caso de las reacciones disfuncionales que pueden incrementarse -aquellas conductas que implementamos para regular nuestras emociones negativas-, encontramos como ejemplo consumir noticias compulsivamente, entre otras.

Frustración: esta situación puede provocar una sensación de pérdida de libertad, de dificultad en llevar adelante proyectos y actividades personales. Puede haber pensamientos del tipo “no puedo hacer lo que hago siempre”, “no puedo terminar mi trabajo”, “quiero salir y no puedo”. Frente a esta situación novedosa estamos obligados a ser pacientes y debemos generar nuevos hábitos.

Enojo: suele ocurrir cuando experimentamos la sensación de que está ocurriendo un hecho injusto. Puede haber pensamientos del tipo de “el gobierno tendría que haber cerrado antes, esto no es mi culpa” u “otras personas no respetan la cuarentena y se aprovechan”. Lo que puede provocar conductas irresponsables como salir de casa o iniciar pleitos. Es importante recordar la importancia de realizar las denuncias por los medios oficiales y no exponerse a situaciones violentas.

Ambivalencia: es posible sentir alivio por estar en casa pero también emociones como miedo, frustración o enojo. Puede suscitarse en pensamientos del tipo “ahora puedo hacer lo que nunca hago. Aunque quisiera saber cuándo terminará todo esto”.

Aburrimiento: el aislamiento provoca que la posibilidad de vincularse para compartir tiempo con otros se reduzca significativamente; con lo cual nuestras actividades de ocio y esparcimiento disminuyen significativamente. En este sentido, pueden aparecer pensamientos del tipo “¿ahora qué hago?”, “¿cuándo podré salir a divertirme?”. Es importante utilizar los medios digitales que tenemos a nuestro alcance para seguir manteniéndose en contacto.

Desorganización: el hecho de no poder continuar con la propia rutina es un factor que desorganiza nuestra estructura ya que perdemos la sensación de control. Es importante recordar la capacidad que tenemos para reorganizar una nueva estructura.

Tristeza: esta situación puede darse por la ruptura de la cotidianeidad. También puede agravarse con el aislamiento y por tener contacto reiterado con noticias negativas. Pueden aparecer pensamientos del tipo “no tengo ganas de hacer nada”. En este sentido, es vital compartir estos sentimientos con las personas con las que comparte su hogar o con otros a través de medios virtuales.

Sentimiento de soledad: la falta de vinculación puede provocar una sensación de soledad y agravarse especialmente en aquellas personas que viven solas. Pueden aparecer pensamientos del tipo “qué hago si me pasa algo”. Es importante tener en cuenta que otros están pasando la misma situación y que puede ser posible establecer nuevas formas para vincularnos. Quizás con personas a nuestro alrededor (vecinos, comerciantes de la zona, entre otros) o también a través de medios virtuales que hasta ahora no habíamos utilizado.

Sensación de encierro: el aislamiento puede hacernos sentir encerrados y agobiados. Pueden aparecer pensamientos del tipo “quiero salir a la calle y juntarme con gente”. Recordar lo transitorio de esta situación y la posibilidad de realizar otras actividades pendientes en el hogar es importante para utilizar recreativa y productivamente el tiempo.

Ansiedad: la situación puede provocar sensaciones desagradables en relación a la incertidumbre. A su vez, pueden aparecer conductas y pensamientos que busquen huir de la realidad. Pensamientos del tipo “voy a dormir hasta que termine esto”. Es importante intentar mantener una rutina, establecer una serie de actividades para realizar durante el día y separar un espacio del mismo para el esparcimiento.

La sobreinformación, un factor amplifica las emociones en cuarentena: Monitorear constantemente el número de infectados y fallecidos confirmará un sesgo negativo que incrementará el malestar y hará más difícil las personas se mantengan reguladas. La aceptación de esta situación implica tomar estos fenómenos imponderables como parte de la naturaleza y estar más en contacto con el presente sin hacer proyecciones a las posibles consecuencias de esta situación.

El conocimiento es bueno, al igual que la información; es como consumir un alimento: cuanto mayor calidad tenga, mejor nos hará. Sin embargo, como cualquier alimento debemos regularlo, ya que puede tener efectos negativos. La sobreinformación no es buena porque la gente tiende a consumir información que coincide con su pensamiento previo, por ende, si son negativos, va a consumir noticias pesimistas. Lo cierto es que los pensamientos de cada uno no son equivalentes a la realidad y de esto dependerá mucho el efecto de la información”, apuntó Etchevers.

La facultad de psicología enumeró las recomendaciones y consejos para ayudar a controlar la ansiedad en relación al coronavirus:

• Mantener los horarios del sueño.

• No sobreexponerse a noticias y consultar solamente fuentes confiables (organismos oficiales, instituciones prestigiosas) y en momentos del día establecidos (por ejemplo, al mediodía o a la tarde, y no tanto al despertar o antes de dormir).

• Aunque no vaya a salir de su casa, quitarse el pijama o la ropa de dormir para evitar la sensación de discontinuidad y poder organizar los ciclos del día.

• Proponerse aprender algo nuevo a través de tutoriales o cursos online, hay muchos gratuitos y de calidad.

• Hacer una rutina de ejercicios físicos periódica en casa, siempre tomando en cuenta que es una situación especial.

• Continuar accediendo a la naturaleza y a la luz solar siempre que sea posible.

• Alimentarse bien y mantenerse hidratado.

• Mantener sus redes sociales de contención emocional con sus familiares, amigos y personas de confianza a través de medios digitales.

• Limitar los grupos de chats que difunden noticias, muchas de ellas falsas o erróneas ya que promueven pensamientos negativos y catastróficos y le imponen a nuestra mente un sobreesfuerzo.

• Ser considerado con uno mismo, con sus estados emocionales, teniendo presente que los cambios de rutina tan abruptos, la incertidumbre y la amenaza de la pandemia afecta nuestro estado emocional por más saludables que seamos. Considerar que esto mismo le ocurre a los demás, por lo tanto, intentar ejercitar la tolerancia con nosotros mismos y con los demás.

• Las personas somos seres rutinarios, sociales y valoramos la previsibilidad. Tengamos presente que la pandemia en pocas semanas alteró todo esto.

• El cambio implica desarrollar conductas flexibles y adaptativas a esta situación con la finalidad de afrontarla positivamente.

• El armado de nuevas rutinas es un desafío, requiere flexibilidad y tener en cuenta que es un esfuerzo el cambio de rutinas muy abrupto.

• Si se tienen hijos o menores cercanos, es importante hablar con ellos. Converse sobre la información oficial sobre el coronavirus en un lenguaje adecuado a la edad y de manera honesta. Recuerde que la familia y los afectos observan nuestras emociones y comportamientos.

• Los niños tanto como los adultos requieren mantener espacios de juego y divertimento que promuevan emociones positivas.

• Si vive en espacios reducidos y en familia no los sobreexija con tareas. Tenga presente que respectar la cuarentena es ya un esfuerzo en sí mismo y como tal es valioso. Converse en familia sobre el sentido altruista de las conductas responsables para que tengan sentido los esfuerzos.

• Buscar ayuda adicional. Si se siente muy nervioso, triste, ansioso o que la situación afecta alguna esfera de su vida, busque un profesional de la salud mental. Siempre con la finalidad de encontrar modos constructivos de manejar la adversidad.

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Características de personas superdotadas

Existe un paradigma social sobre las personas que son altamente inteligentes y es que son seres humanos superiores, que tienen la vida resuelta simplemente porque sus brillantes cerebros los mantendrán alertas y vigentes en cualquier situación complicada de la vida, que no tiene que esforzarse por obtener un lugar en la sociedad, y los problemas cotidianos son “pan comido”, pero su realidad es muy diferente, sobre todo en una sociedad que busca la estandarización aquel que sobresale o no se adecua al status quo es inmediatamente señalado y encasillado.

Las personas que son altamente inteligentes tienen problemas distintos al resto del mundo, ven y perciben su entorno de forma diferente, son altamente sensibles pero su cerebro lógico tiene grandes dificultades para interpretar esas emociones, estos problemas son sumamente desafiantes y difíciles de resolver de forma práctica. Si eres una persona muy inteligente, estas luchas y la falta de comprensión de las personas que te rodean pueden hacerte sentir realmente como una persona solitaria, ya que tus familiares y amigos no parecen percatarse del conflicto emocional interno por la racionalidad de tus pensamientos.

Algunas características de tu personalidad muchas veces son mal interpretadas por la mayoría:

Es difícil para ti las conexiones emocionales

Existe una paradoja en las personas altamente inteligentes ya que son muy emocionales pero su racionalidad muchas veces les impide expresar ese cúmulo de emociones de forma adecuada, el ser espontáneo no es tu fuerte y las pláticas superficiales te aburren por lo que el análisis y la independencia afloran en tu conducta, lo cual hace que tengas dificultad para establecer relaciones cercanas, el trabajar en expresarte mejor delante de las personas que te rodean puede hacer que tengan una mejor comprensión de tu necesidades emocionales.

Piensas mucho hablas poco

Tu cerebro siempre está activo en búsqueda de soluciones a cada cosa que se te cruza por el camino, siempre tienes opciones de como enfrentar una situación, es por ello que puede tomarte más tiempo que a una persona promedio expresar una solución ya que lo primero que haces es analizar el problema exponer escenarios y visualizar los riesgos, esto puede confundirse en que eres alguien lento para pensar. Pero si no estás completamente seguro de que tienes la respuesta correcta o una idea brillante, no hablarás en absoluto, ya que nunca darás una respuesta al aire sin haberla meditado primero. Puedes dar la impresión de ser alguien inseguro y es porque las personas a tu alrededor no están familiarizados con la forma en que funciona tu cerebro y sus procesos de análisis, lo cual confunden con alguien que no se involucra, introvertido o con poco que aportar.

A veces tienes parálisis por análisis

Es difícil ser un pensador en un mundo lleno de personas que aprecian la acción más que las grandes ideas, sobre todo en ambientes donde la producción es el objetivo, las personas a tu alrededor tienden a confundir esta característica con holgazanería con lo cual fácilmente subestiman tus altas capacidades.

Pláticas sin un objetivo

Tu cerebro siempre está abrumado con grandes ideas. Los temas que te interesan regularmente están fuera de los intereses de las personas promedio, muchas veces una pregunta sencilla puede convertirse en una cátedra sobre el tema, lo cual puede abrumar a tus interlocutores, al inicio no te percatas que perdiste a la mitad de ellos en los primeros minutos de tu explicación sofisticada, hasta que caes en cuenta que nadie comprende lo que dices, te retraes y piensas que todo lo que deseabas era intercambiar ideas y entablar una conversación de altura.

El trabajo puede aburrirte fácilmente

La necesidad imperante que tu cerebro sea desafiado con retos y grandes proyectos puede hacer tu rutina diaria en una tarea aburrida y ordinaria, dar soluciones a grandes problemas es una de las cosas que más te motiva, por lo que tareas simples o que podría realizar cualquier otra persona son catalizadores para un desempeño mediocre, por lo que terminar tus tareas diarias puede ser una lucha constante, y a todo eso hay que añadirle el paradigma de la administración científica de la época de la revolución industrial, hace que tu jefe no comprenda tus anhelos, capacidades y competencias y sólo quiera que el trabajo esté hecho.

Se te considera socialmente inadecuado

Como si todo lo anterior no fuera suficientemente abrumador, esta característica es la suma de las anteriores, si no logra conectarse emocionalmente, no hablas mucho sino estás seguro de toda la idea a expresar, si no puedes establecer pláticas superficiales, y te sientes mucho más cómo con las ideas que con la ejecución, las personas te etiquetarán como una persona socialmente inadecuado. No tienen la menor idea que con esto sólo agregan más presión a la ya interminable lista que ya llevan en tu mochila emocional y dejándote a la deriva en tu escasa interacción social.

¿Trastornos emocionales?

La mayoría de personas que están por encima del promedio cognitivo, al no entender del todo su entorno y no tener las herramientas necesarias para adaptarse al sistema estándard, tienden a desarrollar algún tipo de trastorno, ya sea este adaptativo, de conducta o de personalidad.

Expectativas equivocadas en la relación de pareja

Son muchas las razones por las que una relación de pareja puede buscar iniciar un proceso terapéutico con un especialista, tales como falta de comunicación, infidelidad, celos enfermizos, desconexión emocional, problemas sexuales, etc.

Pero en muchas ocasiones, esas razones tienen que ver con las falsas expectativas que tenemos acerca del amor y de la convivencia.

Es bueno revisar cada uno de nosotros, cuáles son nuestras propias expectativas acerca del amor y la relación, para evitar así sentirnos frustrados, o que esas ideas y falsas premisas sean las causas de nuestras discusiones y problemas de pareja.

No importa qué diga la sociedad, no amamos con el corazón, sino con el cerebro. Esta es una premisa sobre la cual se fundamenta el verdadero amor, por lo tanto tenemos la capacidad de producir el amor de pareja en el día a día, construirlo a nuestra imagen, e incluso llevarlo a un paso más allá o simplemente abandonarlo, allí radica la libertad de elección, elegimos estar con la pareja porque deseamos estar, no porque debemos estar, por lo que no podemos negar la voluntad implícita de amar o de no amar; por lo tanto, nadie, absolutamente nadie, es víctima del amor sin su propio consentimiento.

Muchas personas piensan que la pareja les pertenece, la consideran una propiedad sobre la que tienen derechos. En esta premisa no existe un concepto sano de igualdad por lo que en esa dinámica la pareja cada vez se siente más sometida a los criterios del otro y puede llegar a actuar con miedo a tomar sus propias decisiones y tener sus propias opiniones.

El depositar en el otro todo nuestro bienestar es algo muy peligroso para nuestra propia felicidad. Muchas personas dependientes exigen atención y dedicación continua. Creen que el otro es el que debe darles la felicidad y se olvidan de cultivar su individualidad y sus propios espacios, lo que se vuelve una carga constante para el otro miembro de la pareja.

Reconocer que existen ciertos límites afectivos no implica necesariamente dejar de amar, sino aceptar la posibilidad de modificar la relación en un sentido positivo o simplemente alejarse y no estar en el lugar equivocado, aunque duela la decisión. Si crees que el amor lo justifica todo y que amar es tu principal fuente de realización, el amor se convertirá en una obsesión y no serás capaz de renunciar al afecto o a tu pareja cuando debas hacerlo.

La sociedad, se han encargado de crear en el imaginario colectivo, un tipo de relación ideal donde los problemas y las insatisfacciones no tienen cabida. Creando un mundo de fantasía al estilo Disney. La vida pone a la pareja en continua evolución, pasamos etapas personales variables, que pueden afectar al modo en que nos encontramos con nuestra pareja. Por lo que ser intencional en cultivar el amor es clave para la realización de pareja.

Si cada individuo conoce a cabalidad su propia libertad, apego y emociones, hay grandes posibilidades que su relación de pareja se desenvuelva en un marco de respeto, ayuda mutua y sueños compartidos.

¿Amor o dependencia emocional?

En la mayoría de los casos cuando se inicia una relación, el enamoramiento o proceso neuro-químico del amor, hace que te centres únicamente en esa persona amada. Todo o por lo menos casi todo girará en torno a esta relación. Esto se debe a la liberación de oxitocina, endorfinas y dopamina principalmente, neurotransmisores encargados del apego y placer, la sensación de bienestar, y de la motivación y recompensa respectivamente.

Al pasar el tiempo los niveles de neurotransmisores baja y si se logró establecer dinámicas saludables, te darás cuenta que la persona en cuestión no es el prototipo ideal, sino una persona con virtudes y debilidades, por lo que te proporciona una perspectiva más realista de la relación.

En una relación sana se establecen límites adecuados para que cada uno pueda ejercer sus actividades en plenitud, basados en confianza y en libertad individual. Pero por el contrario si la relación se vuelve dependiente cada uno va perdiendo poco a poco su individualidad, socavando su identidad, permitiendo que los intereses o necesidades de “tu ser amado” estén siempre por encima de los tuyos, incluso tiendes a tolerar faltas de respeto, humillaciones, hasta golpes, por miedo a perder a tu pareja. Además de experimentar una sensación de aislamiento y falta de apego, pero aún así luchas por mantener la relación, simplemente por el temor a estar solo o sola.

Por otra parte los celos enfermizos son parte de una relación de dependencia emocional, ya que en la mente de uno de los miembros empiezan a evidenciarse dudas infundadas sobre la fidelidad del otro, creando un círculo de control y manipulación excesivo.

En cualquiera de los casos si te identificas con algunos aspectos de una relación de dependencia es necesario que te detengas y reflexiones sobre los siguientes aspectos:

  • Busca una persona que te ayude a recuperar tu autoestima, independientemente si tu pareja está consciente o no, necesitas sabes que no eres la mitad de nadie, sino un ser completo que se une a otro ser completo para crear algo superior.
  • Toma decisiones, el primer paso para salir de una relación de dependencia es querer hacerlo.
  • Encuentra tu propósito, motívate por medio de metas que perseguir, recuerda que una meta es al espíritu lo que el agua es al cuerpo, nunca permitas que tu espíritu se seque.
  • Participa en actividades sociales, es importante que tengas un soporte social para que veas que existen más personas a tu alrededor y que muchas no dudarían en tenderte una mano si lo necesitas.
  • Busca ayuda profesional, si realmente siente que es muy abrumador dar los primeros pasos y no logras ordenar tus pensamientos puedes acudir con un psicólogo, ya que será la persona que te podrá brindar herramientas para que des los pasos necesarios para tu realización plena.

Y para terminar, algo que debes saber es que no puedes esperar que la otra persona cambie para que tu paz sea completa, es al contrario, tú debes crecer y transformarte para que tu entorno cambie. Al inicio puede ser un poco agotador pero con el tiempo comenzarás a sentirte con más energía, confianza y vitalidad, simplemente por el hecho que te has convertido en la persona más importante para ti.

¿Qué es la psicoterapia?

Por medio de la psicoterapia, los psicólogos ayudan a las personas a llevar adelante vidas más felices, saludables y productivas.

En la psicoterapia, los psicólogos aplican procedimientos científicamente válidos para la creación de hábitos más sanos y efectivos. La psicoterapia cuenta con varios métodos como el cognitivo-conductual, el interpersonal y otros tipos de terapia conversacional que ayudan a ordenar los pensamientos y las emociones.

La psicoterapia es un tratamiento de colaboración basado en la relación entre una persona y el psicólogo con enfoque clínico. Como su base fundamental es el diálogo, proporciona un ambiente de apoyo que le permite hablar abiertamente con alguien objetivo, neutral e imparcial. Usted y el psicólogo trabajarán juntos para identificar y cambiar los patrones de pensamiento y comportamiento que le impiden sentirse bien.

Al concluir el tratamiento, no sólo habrá resuelto el problema que le trajo a la consulta, sino que, además, habrá aprendido nuevas destrezas para enfrentar con mayor efectividad cualquier desafío que pueda surgir en el futuro.

¿Cuándo se debe considerar la psicoterapia como opción? 

Es posible que, debido a la existencia de numerosos conceptos erróneos sobre la psicoterapia, usted podría mostrarse reacio a ésta. Incluso si conoce las realidades y no los mitos, probablemente se sienta nervioso a la hora de considerar ese método para tratar su problema.

Pero vale la pena vencer el nerviosismo porque, si en algún momento su calidad de vida no es la que desea, la psicoterapia puede ayudarle. 

Algunas personas recurren a la psicoterapia porque han estado deprimidas, ansiosas o enojadas por demasiado tiempo. Otras podrían querer ayuda ante una enfermedad crónica que interfiere en su bienestar emocional o físico. Y otras podrían tener problemas a corto plazo para los que necesitan ayuda. Por ejemplo, un divorcio, la partida de los hijos, sentirse abrumado por un nuevo empleo o estar de duelo por la muerte de un familiar.

La terapia podría serle de beneficio si usted presenta estas señales:

  • Tiene un sentimiento abrumador y prolongado de desamparo y tristeza.
  • Parece que sus problemas no se solucionan a pesar de sus esfuerzos y de la ayuda de familiares y amigos.
  • Tiene dificultad para concentrarse en las tareas de su empleo o realizar otras actividades cotidianas.
  • Se preocupa excesivamente, espera lo peor o está constantemente nervioso.
  • Sus acciones, como beber alcohol exageradamente, consumir drogas o ser agresivo, le están dañando a usted o a otras personas.

¿Cuáles son los diferentes tipos de psicoterapia?

La psicoterapia cuenta con muchos métodos diferentes. Generalmente, los psicólogos aprovechan uno o más métodos. Cada perspectiva teórica actúa como hoja de ruta para que el psicólogo pueda comprender a sus clientes y sus problemas y crear soluciones.

El tipo de tratamiento que recibirá depende de una gran variedad de factores: investigaciones psicológicas actuales, la orientación teórica del psicólogo y lo que sea más adecuado a su situación.

La perspectiva teórica del psicólogo influirá en lo que ocurra en su consulta. Por ejemplo, los psicólogos que recurren a la terapia cognitivo-conductual tienen un método práctico con respecto al tratamiento. El psicólogo podría pedirle que realice ciertas tareas concebidas para ayudarle a crear destrezas más efectivas para enfrentar los problemas. A menudo, este método consiste en asignaciones para hacer en casa. Además, el psicólogo podría pedirle que recopile más información, como anotar sus reacciones ante una situación en particular, a medida que vayan ocurriendo. O tal vez que ponga en práctica nuevas destrezas entre una sesión y otra, como pedirle a una persona que tiene fobia a los ascensores que intente apretar los botones de un ascensor. También podría señalarle determinadas lecturas para que tenga más conocimiento de un tema en particular.

Por el contrario, los métodos psicoanalítico y humanista se concentran generalmente en el diálogo más que en la acción. Las sesiones podrían dedicarse a analizar sus experiencias en etapas previas de su vida, para que usted y el psicólogo puedan comprender mejor las causas que originan sus problemas actuales.

El psicólogo puede combinar elementos de varios estilos de psicoterapia. De hecho, la mayoría de los terapeutas no se circunscriben a un método específico, sino que, por el contrario, combinan elementos de métodos diferentes y adaptan el tratamiento de acuerdo a las necesidades de cada cliente. Lo principal es saber si el psicólogo tiene conocimientos en el área en la que usted necesita ayuda y si el psicólogo cree que puede ayudarle.

Fuente : www.apa.org

La magia de la terapia. Aprendiendo a pensar por nosotros mismos

Normalmente los pacientes llegan a la consulta del psicólogo esperando o solicitando expresamente una respuesta, quieren saber qué hacer o cómo comportarse ante un problema o un síntoma particular. Muy a menudo quieren también saber lo que es “normal” y lo que no lo es.

Aun a riesgo de romper el código del mago, en este artículo contaremos un secreto. Los psicólogos no tienen la seguridad sobre lo que es correcto para un cliente, ni tampoco pueden establecer con certeza lo que es normal.

Para empezar, y a pesar de las ilusiones que podamos hacernos, los terapeutas no están dotados con poderes sobrenaturales que les permitan comprender toda experiencia humana o emocional, ni saben el camino que cada individuo debe elegir, o hasta dónde pude llevarlos una determinada decisión.

La verdad es que todos somos únicos y diferentes, y el proceso de cambio es demasiado impredecible para cualquiera de nosotros como para llegar a saber cual será la mejor elección en la mayoría de las ocasiones.

Un buen terapeuta sabrá cómo ayudar a su paciente a comprender sus opciones y sus decisiones y anticipar las consecuencias del cambio. La magia de la terapia se produce en el momento en que los clientes siente el poder de saber que existen muchas opciones en sus vidas y que tienen la libertad de seguir su propio camino. Muy poco, o nada en la vida es bueno o malo de manera absoluta. La mayor parte cae en una gran zona gris borroso. Hay millones de objetivos para fijar y otras tantas maneras de llegar allí.

Pero nada en nuestra cultura o en nuestra educación nos ayuda a elegir por nosotros mismos. No hay clases en la escuela primaria que nos ayuden a entender nuestros sentimientos o a construir nuestra autoestima. No hay un curso en la escuela secundaria que nos enseñe la manera de entender la sexualidad o la forma de practicar diferentes estilos de comunicación. Nadie nos habla de dolor o pérdida, o de cómo envejecer con dignidad.

Tal vez lo peor de todo es que se nos enseña a no tomar riesgos. Se nos alienta a vivir con seguridad a fin de no volver a fallar avergonzando a los que nos rodean o a nosotros mismos. Tenemos tanto miedo que evitamos de manera continua el dolor o el fracaso, porque creemos que no podemos soportar una cosa así, pero la realidad es que nosotros, como personas somos capaces de soportar casi cualquier cosa.

Somos una sociedad con tantos “debería” (recetas sobre la forma correcta de hacer las cosas) que juzgamos nuestra vida en función de esta vara de medir. ¿Qué debo hacer? ¿Qué debo decir? ¿Cómo debo comportarme? ¿Qué debo pensar o sentir? Para encontrar las respuestas a estas preguntas, nos dirigimos con determinación a la sección de autoayuda en la librería, recurrimos a las personas que nos conocen un poco mejor, nuestros amigos y familiares. Buscamos por todas partes, absolutamente en todas partes, pero jamás dentro de nosotros mismos.

Un terapeuta experto sabrá qué preguntas hacer para ayudar a su cliente a descubrir el camino más apropiado. Somos demasiado complejos y creativos como seres humanos y cuando examinamos nuestra situación sin etiquetas, somos más propensos a pensar de forma creativa y abierta, sin prejuicios, sobre todas las soluciones posibles. Un terapeuta experto estará allí para animar a sus clientes a lo largo del camino y para procesar con ellos la experiencia y el resultado de ese proceso. Esa es la magia de la terapia.

Fuente: Extraído de Learning to Think for Ourselves por Alyssa Siegel
Imagen cortesía de Freepik

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