El coaching y la psicoterapia son disciplinas diferentes.

Muchas personas suelen observar a la disciplina del coaching ejercido en forma profesional como un sustituto de cualquiera de las variantes de la psicoterapia. Es importante señalar que no lo son. Y, es más: funcionan muy bien en forma combinada.

Un Psicoterapeuta aborda de forma profesional traumas, patologías, desordenes emocionales y de conducta, adicciones y actitudes que atentan contra la vida, entre muchas otras actividades referente a su actuar profesional.

Un Coach en cambio se enfoca en el momento presente del consultante y lo proyecta hacia una imagen concreta de un futuro deseado.  Además que su formación profesional, habilidades y trayectoria, le permitirán acompañar en forma gradual para que el consultante atraviese los cambios vitales en sentido positivo que le faciliten el camino para alcanzar lo que anhela.

Por lo tanto el Coach trabaja en conjunto con el consultante según sus expectativas e intencionalidades. Fortaleciendo las habilidades con las que el cliente cuenta e identifica. En este proceso es inevitable una toma de consciencia, que no queda en la revisión de patrones negativos de conducta o aspectos limitantes, sino que es pro-positivo, por lo que propone en forma positiva que el cliente descubra cursos de acción y cambios que, sostenidos en el tiempo, producen un gran impacto.

Aunque el coaching se ha vuelto una disciplina de rápida adquisición por organizaciones de alto nivel, el coaching puede abordar toda área de vida en la cual se desea tener un desarrollo sostenible sea este en el área educativa, personal, de pareja, matrimonial, salud, ejecutiva, etc. 

Al trabajar con personas pueden aparecer momentos donde las emociones tomen el control, y es responsabilidad conjunta del cliente y el Coach la toma de decisiones al respecto, ya que las emociones son naturales del ser humano, y es necesario reconocer que el camino de cambio tendrá altibajos que son totalmente naturales y permitir que las emociones fluyan con normalidad benefician el proceso de coaching. 

En conclusión el coaching hace una intervención puntual, con evaluaciones de resultados en cada sesión, desde un enfoque reflexivo para poder identificar los obstáculos reales o imaginarios y así poder sortearlos con determinación, ya que estar consciente de las complicaciones que surgirán ayuda a darle un nuevo significado a la situación adversa: la ves como una oportunidad y como algo predecible, no como un problema abrumador.

El camino hacia la cima no siempre es recto y sencillo, a veces es sinuoso y pesado. Tomar en cuenta la posibilidad de encontrar subidas y bajadas ofrece una red de protección contra la frustración, el enojo, la ansiedad y la decepción.

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