Cuando acudir y cuando no a terapia de pareja

El convivir en pareja no es una tarea sencilla, máxime cuando dentro del contexto social se traen muchas creencias y expectativas sobre qué significa ser pareja. A todo ello se le suma temas de inseguridades, validación, pérdida de la confianza, hábitos, dinámica social y los famosos “problemas normales de toda pareja”.

Por tales motivos muchas parejas piensan en acudir a una terapia de pareja para ver una luz, pero regularmente con expectativas equivocadas, por lo que es necesario establecer cuándo es necesario y cuándo no es necesario acudir a un proceso terapéutico.

La mayoría de veces las parejas llegan a un procese pensando en lo que desean cambiar de la pareja y no en lo que ellos están contribuyendo para que la relación se esté deteriorando.

Por lo tanto cuando la admiración se ha perdido, la comunicación no está fluyendo, se percibe un distanciamiento emocional y se siente que la prioridad ya no es la misma, si en el proceso terapéutico se identifica que alguno de los dos necesita de un psicoterapeuta (psicólogo clínico), es derivado a uno para que la persona pueda trabajar la patología y la terapia de pareja pueda ser focalizada en la dinámica de la relación.

Cuando acudir a una terapia de pareja:

Cuando la admiración se ha perdido.

Cuando la comunicación no está fluyendo.

Cuando se siente un distanciamiento emocional.

Cuando sientes que no eres prioridad de tu pareja

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