La psicoterapia infantil es un campo de estudio y práctica que se ha desarrollado ampliamente en las últimas décadas, reconociendo la importancia de la salud mental de los niños y brindando herramientas para abordar sus dificultades emocionales y conductuales. Sin embargo, en muchos casos, los padres pueden tener expectativas idealizadas sobre la psicoterapia infantil, lo que puede afectar negativamente el proceso y los resultados para el niño.
Es natural que los padres deseen lo mejor para sus hijos y busquen soluciones rápidas y efectivas cuando se enfrentan a desafíos en su desarrollo emocional. La psicoterapia infantil puede ofrecer un espacio seguro para que los niños expresen sus pensamientos y sentimientos, aprendan habilidades de afrontamiento y desarrollen una mayor conciencia de sí mismos. Sin embargo, es importante reconocer que el proceso de psicoterapia lleva tiempo y requiere un compromiso tanto por parte del niño como de los padres.
Las expectativas idealizadas de los padres pueden surgir de diversas fuentes. En algunos casos, pueden basarse en estereotipos o creencias infundadas sobre cómo debería ser la terapia y cuánto tiempo debería llevar. Los padres pueden esperar resultados rápidos y visibles, como un cambio instantáneo en el comportamiento del niño o la eliminación completa de los problemas emocionales. Sin embargo, la psicoterapia infantil es un proceso gradual y evolutivo, en el que el cambio puede ocurrir de manera sutil y a lo largo del tiempo.
Además, los padres pueden tener expectativas poco realistas sobre el papel del terapeuta en el proceso de psicoterapia infantil. Algunos pueden esperar que el terapeuta “arregle” al niño o sea el único responsable de su bienestar emocional. Sin embargo, el terapeuta es un facilitador y guía en el proceso, trabajando en colaboración con los padres y el niño para identificar y abordar los desafíos emocionales. La participación activa de los padres, tanto dentro como fuera de las sesiones de terapia, es fundamental para el éxito del tratamiento.
Las expectativas idealizadas también pueden dificultar la capacidad de los padres para reconocer y aceptar la realidad de la situación de su hijo. Pueden estar en negación sobre los problemas emocionales del niño, buscando una explicación simple o una solución rápida que no aborde las causas subyacentes del malestar. Esto puede llevar a una frustración tanto para los padres como para el niño, ya que las expectativas no cumplidas pueden generar sentimientos de decepción y desesperanza.
Es importante que los padres comprendan que la psicoterapia infantil es un proceso individualizado que se adapta a las necesidades y características de cada niño. No hay un enfoque único o una solución rápida que funcione para todos. Los terapeutas infantiles están capacitados para evaluar y tratar los problemas emocionales de los niños de manera holística, considerando tanto los factores internos como los externos que pueden influir en su bienestar.
En lugar de tener expectativas idealizadas, los padres pueden beneficiarse de adoptar una actitud realista y flexible hacia la psicoterapia infantil. Reconocer que el proceso puede llevar tiempo y requerir esfuerzo por parte de todos los involucrados puede ayudar a reducir la presión y permitir que el niño progrese a su propio ritmo. Además, mantener una comunicación abierta y honesta con el terapeuta puede ayudar a los padres a comprender mejor el proceso y obtener orientación sobre cómo apoyar a su hijo fuera de las sesiones de terapia, y si fuera el caso, llevar un proceso en paralelo con otro profesional de la salud u orientador familiar.
En conclusión, las expectativas idealizadas de los padres pueden ser un obstáculo en el proceso de psicoterapia infantil. Es importante que los padres comprendan que la terapia lleva tiempo y requiere un compromiso por parte de todos los involucrados. Adoptar una actitud realista, flexible y abierta puede ayudar a los padres a apoyar de manera efectiva a sus hijos en su proceso de desarrollo emocional. La psicoterapia infantil, cuando se aborda con expectativas realistas, puede brindar beneficios duraderos y significativos para el bienestar y el crecimiento de los niños.

Asesora Psicológica infanto-juvenil. Licenciada en Psicología Clínica y Consejería Social con estudios de Grado en Psicopedagogía. Cursando actualmente un Grand Master en Neuropsicología y Neuroeducación.