La infidelidad: ¿Error o decisión consciente?

En la sociedad actual, la infidelidad es un tema que genera mucha controversia y debate. A menudo, se escucha a las personas describir la infidelidad como un «error» o un «desliz» en el camino del compromiso. Sin embargo, es importante considerar si la infidelidad es realmente un error o si es, en cambio, una decisión consciente. En este post, exploraremos el enfoque de que la infidelidad no es un error, sino una decisión que se toma por diversas razones.

La naturaleza consciente de la infidelidad:

La infidelidad implica la participación en una relación romántica o sexual fuera de una relación comprometida. A diferencia de un error, que puede ser un acto involuntario o resultado de un mal juicio, la infidelidad generalmente requiere una serie de decisiones y acciones conscientes. Desde el coqueteo inicial hasta la consumación de la relación extramarital, cada paso en el proceso de la infidelidad implica una elección consciente.

Factores que influyen en la decisión de ser infiel:

Existen diversos factores que pueden influir en la decisión de una persona de ser infiel. Algunos de estos factores incluyen la insatisfacción en la relación actual, la falta de comunicación, la búsqueda de validación o el deseo de experimentar algo nuevo. Comprender estos factores puede ayudar a explicar por qué algunas personas eligen ser infieles en lugar de abordar los problemas subyacentes en sus relaciones.

La responsabilidad y las consecuencias:

Al reconocer que la infidelidad es una decisión consciente en lugar de un error, es fundamental abordar la responsabilidad y las consecuencias que conlleva. Aquellos que eligen ser infieles deben asumir la responsabilidad de sus acciones y estar preparados para enfrentar las posibles consecuencias, que pueden incluir la pérdida de confianza, la ruptura de la relación y el daño emocional tanto para ellos mismos como para sus parejas.

Alternativas a la infidelidad:

Si la infidelidad es una decisión consciente, es importante considerar alternativas más saludables y constructivas para abordar los problemas que pueden llevar a la infidelidad. Estas alternativas pueden incluir la comunicación abierta y honesta con la pareja, la terapia de pareja, la búsqueda de actividades y pasatiempos compartidos, y la disposición a trabajar en conjunto para mejorar la relación.

La infidelidad es un tema complejo y, a menudo, mal entendido. Al considerarla como una decisión consciente en lugar de un error, podemos comprender mejor las razones subyacentes que llevan a algunas personas a ser infieles y las posibles soluciones para abordar estos problemas. Reconocer la infidelidad como una decisión también resalta la importancia de asumir la responsabilidad personal y enfrentar las consecuencias de nuestras acciones. Al buscar alternativas más saludables y constructivas, podemos trabajar para fortalecer nuestras relaciones y evitar la tentación de la infidelidad.

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La Psicología: Ciencia, Grado y Profesión

La psicología, como disciplina, abarca distintas facetas que van más allá de su mera conceptualización como ciencia. Se manifiesta como un campo científico, un programa de estudios universitarios y, finalmente, como una profesión dedicada al entendimiento y mejora de la salud mental y el comportamiento humano. Cada una de estas dimensiones ofrece perspectivas únicas que contribuyen a la comprensión completa y aplicación efectiva de la psicología.

La Psicología como Ciencia:
En su esencia, la psicología es una ciencia que busca entender y explicar los procesos mentales y el comportamiento humano. A través de métodos de investigación rigurosos, como experimentos, estudios de casos y encuestas, los psicólogos científicos exploran patrones y fenómenos que subyacen en la experiencia humana. La psicología como ciencia abarca diversas ramas, como la psicología cognitiva, social, clínica y del desarrollo, cada una centrada en aspectos específicos de la mente y el comportamiento.

La Psicología como Grado Universitario:
Al ingresar al ámbito educativo, la psicología se convierte en un programa de estudios universitarios amplio y diverso. Aquí, los estudiantes exploran las teorías fundamentales, las metodologías de investigación y las aplicaciones prácticas de la psicología. El plan de estudios puede abordar tanto la base teórica como las habilidades prácticas, permitiendo a los estudiantes entender no solo el qué sino también el cómo de la disciplina. Además, la psicología como grado universitario fomenta la exploración y la especialización, brindando oportunidades para enfocarse en áreas específicas de interés.

La Psicología como Profesión:
Cuando la psicología se traduce en una profesión, se convierte en un medio a través del cual se aplican los principios y hallazgos científicos para abordar las necesidades y desafíos de las personas. Los psicólogos profesionales pueden trabajar en una variedad de entornos, desde clínicas y hospitales hasta empresas y escuelas. La aplicación práctica de la psicología implica la evaluación, el diagnóstico y la intervención para mejorar la salud mental y el bienestar emocional. Además, los profesionales de la psicología pueden dedicarse a la investigación aplicada, contribuyendo a la evolución continua de la disciplina.

A pesar de estas distinciones, es crucial reconocer la interconexión entre estas dimensiones de la psicología. La ciencia fundamenta la comprensión teórica que luego se enseña en programas académicos. A su vez, estos programas proporcionan la base educativa para quienes buscan dedicarse a la psicología como profesión. Sin embargo, es vital destacar que no todos los profesionales de la psicología se dedican exclusivamente a la práctica clínica; muchos también participan activamente en la investigación, contribuyendo al desarrollo y avance de la disciplina.

En conclusión, la psicología es un campo complejo que abarca la ciencia, el estudio universitario y la práctica profesional, cabe destacar que en estás dos últimas áreas en la actualidad se les denomina psicólogos a quienes han cursado la carrera como quienes ejercen la profesión. Cada dimensión enriquece y complementa a las demás, creando un ciclo continuo de conocimiento, aplicación y mejora. La comprensión completa de la psicología requiere apreciar la interdependencia entre su naturaleza científica, su enseñanza académica y su aplicación práctica en la vida cotidiana.

La Física del Amor: Entendiendo la Analogía del problema de los 3 Cuerpos en las Relaciones Románticas

La teoría de los tres cuerpos es un concepto fundamental en la física y la mecánica celeste que se refiere a la dinámica de tres cuerpos celestes que interactúan gravitacionalmente entre sí. Esta teoría se utiliza para modelar y predecir los movimientos de sistemas compuestos por tres objetos masivos, como planetas, estrellas o galaxias, bajo la influencia mutua de la gravedad.

Una de las características más interesantes de la teoría de los tres cuerpos es la existencia de soluciones caóticas, donde las trayectorias de los cuerpos en el espacio pueden volverse impredecibles y altamente sensibles a las condiciones iniciales. Este fenómeno, conocido como caos determinista, fue descubierto por el físico y matemático francés Henri Poincaré a fines del siglo XIX mientras estudiaba el problema de los tres cuerpos.

En la mecánica celeste newtoniana, las ecuaciones de movimiento para tres cuerpos interactuando gravitacionalmente forman un sistema de ecuaciones diferenciales ordinarias de segundo orden. Aunque es posible encontrar soluciones numéricas para estas ecuaciones utilizando métodos computacionales, resolverlas de forma analítica, es decir, encontrar expresiones cerradas para las trayectorias de los cuerpos en función del tiempo, es extremadamente difícil.

Con el inesperado éxito de la serie del primer libro de la trilogía de Liu Cixin, refiriéndose a un problema de mecánica orbital, este problema puede utilizarse como una interesante analogía en un ámbito de dinámica social directamente en relaciones de pareja.

La dinámica de pareja es un complejo entramado de interacciones emocionales, psicológicas y físicas que se desarrollan entre dos individuos. En este contexto, la infidelidad surge como uno de los desafíos más difíciles de enfrentar, afectando profundamente la estabilidad y la confianza en la relación. La teoría de los «3 cuerpos» en física, que describe la interacción gravitacional entre tres cuerpos celestes, ofrece una interesante analogía para comprender esta compleja dinámica.

El individuo A representa a uno de los miembros de la pareja, con sus propias necesidades, deseos y emociones. El individuo B es el otro miembro de la pareja, con su propia individualidad y perspectiva única.

La infidelidad puede entenderse dentro de esta analogía como la introducción de un tercer cuerpo en el sistema (individuo C), perturbando el equilibrio establecido entre A, B y su relación. Esta «tercera fuerza» puede manifestarse de diversas formas, ya sea en la forma de una aventura física, emocional o virtual. Al igual que en la física, donde la presencia de un tercer cuerpo altera las órbitas y trayectorias de los otros dos, la infidelidad tiene el potencial de desestabilizar profundamente la relación de pareja.

La respuesta a la infidelidad puede variar según la percepción y la interpretación de cada individuo involucrado. Algunos pueden experimentar una sensación de traición y pérdida de confianza, mientras que otros pueden verla como una oportunidad para reflexionar y fortalecer la relación. Sin embargo, la presencia de esta «tercera fuerza» inevitablemente desencadena cambios en la dinámica de pareja, que pueden conducir a la reconfiguración de roles, expectativas y límites.

Así como en la física, donde la interacción entre los tres cuerpos puede generar fenómenos complejos como las resonancias y las órbitas caóticas, en la dinámica de pareja, la infidelidad puede desencadenar una serie de reacciones emocionales y comportamentales impredecibles. La comunicación abierta, la empatía y el compromiso mutuo son fundamentales para abordar estas turbulencias y restaurar el equilibrio en la relación.

En conclusión, la dinámica de pareja, la infidelidad y la analogía física de los 3 cuerpos ofrecen una perspectiva interesante para comprender la complejidad de las relaciones humanas. Al igual que en el universo, donde las fuerzas gravitacionales moldean el movimiento de los cuerpos celestes, en el mundo de las relaciones, las interacciones entre individuos y la presencia de «terceras fuerzas» pueden dar forma al destino de una pareja. Solo a través del entendimiento, la aceptación y el trabajo conjunto, es posible navegar por estas turbulencias y encontrar un camino hacia la armonía y la conexión verdadera.

Imagen tres cuerpos influyendo gravitacionalmente entre sí STOCKTREK IMAGES / GETTY IMAGES

Referencias

Poincaré, H. (1890). Sur le problème des trois corps et les équations de la dynamique. Acta Mathematica, 13(1), 1-270.

David Benioff, D.B. Weiss, y Alexander Woo (Guionistas y productores ejecutivos). (2024). El problema de los 3 cuerpos. https://www.netflix.com

Separar las Creencias Personales del Modelo Terapéutico: Un Imperativo Ético

En el campo de la terapia, es fundamental que los terapeutas mantengan una distinción clara entre sus propias creencias y valores personales y el enfoque terapéutico que aplican. Mezclar estos dos aspectos puede socavar la integridad del proceso terapéutico y potencialmente causar daño al cliente. En este ensayo, exploraremos las razones por las cuales es crucial que los terapeutas eviten imponer sus creencias personales en la terapia y, en su lugar, adhieran fielmente a los principios y técnicas del modelo terapéutico elegido.

En primer lugar, el objetivo primordial de la terapia es ayudar al cliente a alcanzar sus metas y abordar sus desafíos de una manera ética y efectiva (Corey, 2017). Cuando un terapeuta impone sus propias creencias o valores, corre el riesgo de desviar la atención del cliente y de sus necesidades específicas. Esto puede llevar a una terapia sesgada y potencialmente ineficaz, ya que el enfoque se centra en las preocupaciones del terapeuta en lugar de en las del cliente.

Además, los modelos terapéuticos establecidos están respaldados por investigaciones científicas y han demostrado su efectividad a través de pruebas rigurosas (Baer, 2019). Al adherirse a estos modelos, los terapeutas garantizan que están utilizando técnicas y enfoques validados empíricamente, lo que aumenta las posibilidades de un resultado positivo para el cliente. Si un terapeuta incorpora sus propias creencias personales, puede comprometer la integridad del modelo terapéutico y socavar la base científica que lo sustenta.

Otro aspecto crucial es el respeto por la autonomía y la autodeterminación del cliente (American Psychological Association, 2017). Al imponer sus creencias personales, el terapeuta corre el riesgo de infringir los derechos y la libertad de elección del cliente. Esto puede generar una dinámica de poder desigual y socavar la confianza y la alianza terapéutica, elementos fundamentales para el éxito de la terapia.

Finalmente, mezclar creencias personales y modelo terapéutico puede plantear problemas éticos y legales (Pope & Vásquez, 2016). Dependiendo de la naturaleza de las creencias impuestas, un terapeuta podría estar violando los códigos de conducta profesional. Esto no solo pone en peligro la relación terapéutica, sino que también puede dañar la reputación y la credibilidad del terapeuta y de la profesión en general.

En conclusión, es imperativo que los terapeutas mantengan una separación clara entre sus creencias personales y el modelo terapéutico que practican. Al hacerlo, garantizan que la terapia se centre en las necesidades y metas del cliente, que se utilicen técnicas respaldadas por la investigación y que se respete la autonomía y la autodeterminación del cliente. Además, evitan problemas éticos potenciales. En última instancia, esta separación es esencial para mantener la integridad del proceso terapéutico y asegurar el bienestar del cliente.

Referencias

American Psychological Association. (2017). Ethical principles of psychologists and code of conduct. https://www.apa.org/ethics/code/

Baer, R. A. (2019). Evidence-based mindfulness practices for a diverse world. En I. Ivtzan (Ed.), Handbook of mindfulness-based programmes: Mindfulness intervention from education to health and therapy (pp. 35-52). Routledge.

Corey, G. (2017). Theory and practice of counseling and psychotherapy (10th ed.). Cengage Learning.

Pope, K. S., & Vásquez, M. J. T. (2016). Ethics in psychotherapy and counseling: A practical guide (5th ed.). John Wiley & Sons.

El vacío existencial: Los peligros de una vida nihilista

El nihilismo, la creencia de que la vida carece de significado, valor o propósito inherente, ha sido un tema de debate filosófico y existencial durante siglos. Si bien algunos defienden esta perspectiva como una forma de liberación de las ataduras de la moral convencional y las estructuras sociales, también conlleva peligros latentes que no deben pasarse por alto.

Uno de los principales riesgos del nihilismo es la potencial falta de motivación y propósito. Al negar la existencia de un sentido trascendental en la vida, los nihilistas pueden encontrarse sumidos en un vacío existencial que socave su capacidad para establecer metas y perseguir logros significativos. Según el filósofo existencialista Jean-Paul Sartre (1946), esta falta de propósito puede conducir a un sentimiento de angustia y desesperación que podría paralizar la acción y el crecimiento personal.

Otro peligro inherente al nihilismo es el potencial descenso hacia el relativismo moral extremo. Si se rechaza la existencia de valores universales y se considera que todos los principios éticos son construcciones humanas arbitrarias, existe el riesgo de caer en un cinismo moral que justifique acciones dañinas o incluso criminales (Nietzsche, 1887). Esta perspectiva podría socavar los cimientos de una sociedad justa y empática, al tiempo que erosiona la responsabilidad individual y la consideración por el bienestar ajeno.

Además, el nihilismo puede conducir a un sentimiento de alienación y desconexión con el mundo circundante. Al negar la importancia de los vínculos sociales, las tradiciones culturales y las estructuras comunitarias, los nihilistas podrían experimentar una sensación de aislamiento y falta de pertenencia (Camus, 1942). Esta situación podría tener un impacto negativo en la salud mental y el bienestar emocional, al tiempo que dificulta la construcción de relaciones significativas y duraderas.

Por último, cabe mencionar el peligro de la apatía y la indiferencia que puede acompañar al nihilismo. Si se considera que la vida carece de sentido y que todas las acciones son igualmente insignificantes, existe el riesgo de caer en un estado de pasividad y desinterés por el mundo que nos rodea (Heidegger, 1927). Esta actitud podría impedir el compromiso con causas sociales, el activismo político o cualquier esfuerzo por mejorar la condición humana y abordar los desafíos globales.

En conclusión, si bien el nihilismo puede ofrecer una perspectiva filosófica desafiante y una crítica a los sistemas de valores establecidos, también conlleva peligros latentes que no deben ser ignorados. Es crucial que los individuos encuentren un equilibrio entre el cuestionamiento existencial y la preservación de un sentido de propósito, ética y conexión con la sociedad y el mundo que los rodea. Sólo así podrán evitar caer en el vacío existencial y aprovechar plenamente el potencial transformador del pensamiento crítico.

Referencias

Camus, A. (1942). El mito de Sísifo. Gallimard.

Heidegger, M. (1927). Ser y tiempo. Max Niemeyer Verlag.

Nietzsche, F. (1887). La genealogía de la moral. C.G. Naumann.

Sartre, J.P. (1946). El existencialismo es un humanismo. Gallimard.

¿Amor o dependencia?

El amor y la dependencia son dos conceptos muy diferentes que a menudo se confunden en relaciones tormentosas y dañinas. Es importante distinguirlos para poder reconocer patrones poco saludables y tomar medidas para construir vínculos más sanos.

El amor implica una conexión profunda, un apego sano y un deseo genuino de ver feliz y realizado a la otra persona. Implica respeto, confianza, comprensión y aceptación mutuos. En una relación amorosa sana, ambas partes se sienten libres de ser ellas mismas sin temor a ser juzgadas o controladas. Hay espacio para la individualidad y el crecimiento personal.

Por otro lado, la dependencia emocional es un apego enfermizo y obsesivo que suele derivar de una falta de autoestima y seguridad en uno mismo. La persona dependiente teme perder a su pareja y hace cualquier cosa por complacerla y mantenerla a su lado, incluso sacrificando su propia identidad y bienestar. Esta necesidad de aprobación y validación externas muchas veces conduce a patrones de codependencia, sumisión, manipulación y conductas controladoras.

En las relaciones tormentosas, la línea entre amor y dependencia se desdibuja peligrosamente. La dependencia emocional suele manifestarse como celos enfermizos, inseguridades, desconfianza, necesidad excesiva de atención y drásticos cambios de humor. Estos comportamientos pueden derivar en abuso verbal, emocional o incluso físico. La persona dependiente puede aferrarse a su pareja aunque la relación sea tóxica e insana, temerosa de perder ese vínculo del cual depende su identidad y autoestima.

Desde un punto de vista psicológico, la dependencia emocional a menudo tiene raíces en experiencias de la infancia como falta de afecto, abandono, negligencia o apegos inseguros con los cuidadores. Las creencias disfuncionales sobre uno mismo y sobre las relaciones de pareja también pueden alimentar estos patrones adictivos en el amor. El ciclo de la violencia y el abuso también puede dejar cicatrices que aumentan la dependencia emocional hacia el perpetrador.

Es crucial aprender a diferenciar el amor sano de la dependencia enfermiza. El amor no debería herir ni limitar a las personas involucradas, sino permitirles desarrollarse, crecer y alcanzar su máximo potencial juntas. La terapia, el trabajo en la autoestima y el establecimiento de límites personales son claves para romper el ciclo de las relaciones tormentosas y aprender a amar de una manera más plena y saludable.

Referencias

Bornstein, R. F. (2016). The complex relationship between dependency and domestic violence: Converging psychological factors and social forces. American Psychologist, 71(6), 470-481. https://doi.org/10.1037/a0040313

Feeney, J. A. (2008). Adult romantic attachment: Developments in the study of couple relationships. En J. Cassidy & P. R. Shaver (Eds.), Handbook of attachment: Theory, research, and clinical applications (pp. 456-481). The Guilford Press.

Lerner, H. G. (1989). The dance of intimacy: A woman’s guide to courageous acts of change in key relationships. Harper & Row.

Murphy, C. M., & Eckhardt, C. I. (2005). Treating the abusive partner: An individualized cognitive-behavioral approach. The Guilford Press.

Perel, E. (2017). The state of affairs: Rethinking infidelity. Harper.

Shaver, P. R., & Mikulincer, M. (2012). An attachment perspective on coping with eating-related trauma. En P. Costanzo & R. Stein (Eds.), Helados, tortas y bombones: Exploraciones psicoanalíticas sobre el comer y el apetito (pp. 195-219). Lumen.

Young, J. E., Klosko, J. S., & Weishaar, M. E. (2003). Schema therapy: A practitioner’s guide. The Guilford Press.

Los noviazgos largos: Un análisis de los riesgos potenciales

Los noviazgos prolongados han sido un tema de debate en la sociedad moderna. Mientras que algunos los consideran una oportunidad para fortalecer los lazos emocionales y prepararse para el matrimonio, otros señalan los peligros inherentes a estas relaciones duraderas. En este post, se analizarán algunos de los riesgos más significativos asociados con los noviazgos largos, respaldados por investigaciones académicas y observaciones sociológicas.

Uno de los principales peligros de los noviazgos largos es el estancamiento emocional. Según un estudio realizado por Rhoades, Stanley y Markman (2009), las parejas que permanecen en una relación de noviazgo por más de cinco años tienden a experimentar una disminución en la satisfacción y el compromiso. Esta situación puede conducir a una sensación de rutina y falta de crecimiento personal, lo que a su vez puede socavar los cimientos de la relación (Rhoades, Stanley y Markman, 2009).

Otro riesgo notable es el fenómeno conocido como «inercia relacional» (Knoester y Booth, 2008). Este concepto se refiere a la tendencia de las parejas a permanecer juntas simplemente por la comodidad y la familiaridad, en lugar de hacerlo por una elección consciente y un compromiso genuino. Esta situación puede conducir a un sentimiento de insatisfacción y resentimiento a largo plazo, lo que eventualmente puede llevar al deterioro de la relación (Knoester y Booth, 2008).

Además, los noviazgos largos pueden presentar desafíos en términos de desarrollo personal y profesional. Según un estudio realizado por Shulman y Connolly (2013), las personas que se comprometen en relaciones de pareja a una edad temprana pueden experimentar una mayor dificultad para establecer una identidad individual y alcanzar sus metas personales. Esta situación puede generar tensiones y conflictos dentro de la relación, lo que podría socavar su estabilidad a largo plazo (Shulman y Connolly, 2013).

Por último, es importante mencionar los riesgos financieros asociados con los noviazgos largos. Muchas parejas optan por cohabitar o incluso adquirir propiedades conjuntas durante este período, lo que puede conducir a complicaciones legales y económicas en caso de una eventual ruptura (Brinig y Garrison, 2008). Esta situación puede ser particularmente desafiante para aquellas parejas que no han establecido acuerdos claros sobre la propiedad y las responsabilidades financieras (Brinig y Garrison, 2008).

En conclusión, si bien los noviazgos largos pueden ofrecer beneficios emocionales y la oportunidad de construir una base sólida para una relación duradera, también conllevan riesgos significativos que no deben ignorarse. Es fundamental que las parejas sean conscientes de estos peligros y tomen medidas proactivas para abordarlos, como mantener una comunicación abierta, fomentar el crecimiento individual y establecer acuerdos claros sobre los aspectos prácticos de la relación.

Referencias

Brinig, M. F., y Garrison, M. (2008). Cohabitación, matrimonio y divorcio: Una perspectiva económica. Cambridge University Press.

Knoester, C., y Booth, A. (2008). La inercia relacional y la disolución de la cohabitación y el matrimonio. Revista de Familia, 69(2), 267-278.

Rhoades, G. K., Stanley, S. M., y Markman, H. J. (2009). El impacto del noviazgo prolongado en el matrimonio y el compromiso. Journal of Family Psychology, 23(5), 728-738.

Shulman, S., y Connolly, J. (2013). El desafío del desarrollo romántico: Situación, identidad y normas. Avances en el desarrollo del niño y del adolescente: Un manual anual, 45, 109-151.

La trampa de la codependencia: Reconociendo y desmantelando los comportamientos adictivos en las relaciones interpersonales

La codependencia se caracteriza por una preocupación excesiva por las necesidades de los demás, a expensas de las propias necesidades. Las personas codependientes a menudo tienen una autoestima baja y una sensación de falta de control sobre sus vidas (Beattie, 2009). Pueden sentirse responsables por el bienestar de los demás y tratar de controlar o cambiar a su pareja o familiares, en lugar de concentrarse en su propio crecimiento personal (Whitfield, 1991).

La codependencia es un trastorno psicológico en la cual alguien manifiesta una excesiva, y a menudo inapropiada, preocupación por los problemas de otra persona o de un colectivo.

El codependiente asume un rol arquetípico mesiánico que invade todas las áreas de su vida y suele olvidarse de sí mismo y sus necesidades gradualmente para centrarse en los problemas del otro (su pareja, un familiar, un amigo, una causa social, etc.). Por ello, es muy común que se relacione con gente «problemática», justamente para poder rescatarla y crear de este modo un lazo que los una. Así es como el codependiente, al preocuparse por el otro, olvida sus propias necesidades y cuando la otra persona no responde como el codependiente espera, éste se frustra y se deprime. Con su constante ayuda, el codependiente busca generar, en el otro, la necesidad de su presencia, y al sentirse necesitado cree que de este modo nunca lo van a abandonar. Esta condición es grave ya que al no sentirse correspondido puede hacerse daño a sí mismo e incluso a la otra persona.

Es muy común que en una relación el codependiente no pueda o le sea muy difícil poner límites y sencillamente todo lo perdone, a pesar de que la otra persona llegue a herirlo de manera deliberada. Esto es simplemente porque el codependiente confunde la «obsesión» y «adicción» que siente por el otro con un inmenso amor que todo lo puede. Por ende, el codependiente es incapaz de alejarse por sí mismo de una relación enfermiza, por más insana que ésta sea; y es muy común que llegue a pensar que más allá de esa persona se acaba el mundo, hasta que reconoce su condición psicológica y el codependiente decide hacer algo para cambiar la manera en que vive y así, terminar con la codependencia o no volver a generar su codependencia en otras personas o en futuras relaciones sociales.

Algunos de los síntomas comunes de la codependencia incluyen:

  • Tener una visión distorsionada de uno mismo y de los demás
  • Preocuparse excesivamente por complacer a los demás
  • Sentirse responsable por el comportamiento de los demás aunque estas personas tengan comportamientos tóxicos o abusivos.
  • Tener dificultades para establecer límites saludables (aceptando maltratos físicos o psicológicos)
  • Tener una tendencia a negar o minimizar los problemas (Beattie, 2009)

La codependencia a menudo se desarrolla en familias con problemas como el alcoholismo, la adicción o el abuso, donde los niños aprenden a satisfacer las necesidades de los demás antes que las suyas propias (Mellody, Miller, & Miller, 2003).

A su vez para que se mantenga en el tiempo una conducta codependiente el otro protagonista debe manifestar un comportamiento dependiente ya que estas dinámicas se retroalimentan.

Referencias:

Beattie, M. (2009). Codependent no more: How to stop controlling others and start caring for yourself. Hazelden Publishing.

Mellody, P., Miller, A. W., & Miller, J. K. (2003). Facing codependence: What it is, where it comes from, how it sabotages our lives. Harper San Francisco.

Whitfield, C. L. (1991). Co-dependence: Healing the human condition. Health Communications, Inc.

La Dogmatización de la Psicología Científica frente a la Psicología Considerada Pseudociencia

La psicología, como disciplina dedicada al estudio del comportamiento humano y los procesos mentales, ha experimentado un constante debate entre lo que se considera ciencia legítima y lo que se etiqueta como pseudociencia. Este debate no solo involucra cuestiones epistemológicas y metodológicas, sino también políticas y sociales que afectan la percepción pública y la práctica profesional. En este ensayo, exploraremos cómo la dogmatización de la psicología científica puede influir en la manera en que se percibe y se trata a las ramas consideradas como pseudociencia en el campo psicológico.

La psicología científica se basa en el método científico, que implica la formulación de hipótesis, la recolección y análisis de datos empíricos, y la revisión por pares de los hallazgos. Esta aproximación rigurosa ha permitido el desarrollo de teorías y tratamientos efectivos para una amplia gama de trastornos mentales y problemas de comportamiento. Sin embargo, esta rigidez en el enfoque científico también ha llevado a la exclusión de enfoques alternativos que no se ajustan fácilmente al paradigma dominante.

Por otro lado, existen áreas dentro de la psicología que han sido etiquetadas como pseudociencia debido a su falta de evidencia empírica sólida o a la adopción de métodos que no son científicamente validados. Ejemplos de estas áreas incluyen la grafología, la astrología psicológica y algunas formas de psicoterapia alternativa. Aunque estas prácticas pueden carecer de fundamentos científicos sólidos, es importante considerar cómo la dogmatización de la psicología científica puede influir en la forma en que se abordan.

La dogmatización puede manifestarse de varias maneras. Por ejemplo, los profesionales de la psicología científica pueden rechazar categóricamente cualquier enfoque que no se alinee con los métodos y principios aceptados por la corriente principal. Esto puede conducir a un menosprecio injustificado hacia las prácticas consideradas pseudocientíficas, sin siquiera considerar la posibilidad de que puedan ofrecer algún valor o insight.

Además, la dogmatización puede afectar la percepción pública de la psicología en su conjunto. Cuando se presenta una imagen de la psicología como una disciplina monista y exclusivamente científica, se corre el riesgo de alienar a aquellos que encuentran valor en enfoques más alternativos o espirituales. Esto puede llevar a una desconfianza generalizada hacia la psicología como campo y dificultar el acceso a ayuda y tratamiento para quienes podrían beneficiarse de él.

Por otro lado, la dogmatización también puede llevar a una negligencia injustificada de prácticas potencialmente peligrosas o ineficaces. Al descartar automáticamente las prácticas consideradas pseudocientíficas, se corre el riesgo de perder la oportunidad de examinar críticamente sus supuestos y descubrir aspectos que podrían ser útiles o, al menos, instructivos para el campo en su conjunto. La historia de la ciencia está llena de ejemplos donde ideas inicialmente descartadas fueron posteriormente revisadas y aceptadas después de un escrutinio más riguroso.

En última instancia, la dogmatización de la psicología científica y la estigmatización de las prácticas consideradas pseudocientíficas pueden ser contraproducentes para el avance del campo y para el bienestar de aquellos que buscan ayuda psicológica. En lugar de cerrar las puertas a enfoques alternativos, es importante mantener una mente abierta y fomentar un diálogo respetuoso y crítico entre diferentes perspectivas dentro del campo de la psicología. Esto no solo enriquecerá nuestra comprensión de la mente humana, sino que también garantizará que la psicología siga siendo una disciplina relevante y accesible para todos.

Referencias

Rodera, M.L., & Azar, R.M. (2021). Filosofía de la ciencia: cómo impacta una enseñanza adecuada de la disciplina en el ámbito de la carrera de psicología. Acta Scientiarum. Human and Social Sciences.

Ordi, H.G. (2018). Sobre la Validez y Eficacia de la Hipnosis Clínica. Valoración Crítica del Documento Observatorio OMC contra las Pseudociencias, Pseudoterapias, Intrusismo y Sectas Sanitarias en relación con la Hipnoterapia. Clínica y Salud. Investigación Empírica en Psicología, 29, 45-47.

Oviedo, G.L. (2004). La definición del concepto de percepción en psicología con base en la teoría Gestalt. Revista De Estudios Sociales, 89-96.

Rodera, M.L., & Azar, R.M. (2021). Filosofía de la ciencia: cómo impacta una enseñanza adecuada de la disciplina en el ámbito de la carrera de psicología. Acta Scientiarum. Human and Social Sciences.

La falacia de la recompensa divina

La falacia de la recompensa divina es una distorsión cognitiva que implica aceptar una creencia o realizar una acción basada en la promesa de una recompensa sobrenatural o divina, en lugar de considerar evidencias y razonamientos lógicos. Esta distorsión cognitiva se produce debido a diversos sesgos y heurísticas que afectan nuestro pensamiento y toma de decisiones.

  1. Sesgo de deseabilidad: Las personas tienden a creer más fácilmente en aquello que desean que sea verdadero, especialmente cuando se promete una recompensa deseable (Kunda, 1990). La promesa de una recompensa divina o sobrenatural apela a este sesgo, haciendo que las personas acepten la creencia sin cuestionar su veracidad.
  2. Heurística de la autoridad: Las personas suelen confiar en figuras de autoridad percibidas, como líderes religiosos o textos sagrados (Cialdini, 2009). Cuando estas autoridades prometen recompensas divinas, las personas tienden a aceptar sus afirmaciones sin un análisis crítico.
  3. Sesgo de confirmación: Una vez que se acepta la creencia en la recompensa divina, las personas tienden a buscar y recordar información que confirme su creencia, ignorando o minimizando la evidencia contradictoria (Nickerson, 1998).
  4. Sesgo de anclaje: Las personas a menudo se aferran a sus creencias iniciales, incluso cuando se enfrentan a evidencia contradictoria (Tversky y Kahneman, 1974). La promesa de una recompensa divina actúa como un ancla cognitiva, haciendo que sea difícil abandonar la creencia.
  5. Pensamiento motivado: Las personas pueden distorsionar su razonamiento para mantener creencias que les resulten beneficiosas o reconfortantes (Kunda, 1990). La promesa de una recompensa divina proporciona motivación para aceptar la creencia, incluso en ausencia de pruebas sólidas.

En resumen, la falacia de la recompensa divina se basa en distorsiones cognitivas como el sesgo de deseabilidad, la heurística de la autoridad, el sesgo de confirmación, el sesgo de anclaje y el pensamiento motivado. Estas distorsiones cognitivas pueden llevar a las personas a aceptar creencias y realizar acciones sin un análisis crítico, simplemente por la promesa de una recompensa sobrenatural o divina.

Referencias:

Cialdini, R. B. (2009). Influence: Science and practice (5th ed.). Pearson Education.
Kunda, Z. (1990). The case for motivated reasoning. Psychological Bulletin, 108(3), 480-498.
Nickerson, R. S. (1998). Confirmation bias: A ubiquitous phenomenon in many guises. Review of General Psychology, 2(2), 175-220.
Tversky, A., & Kahneman, D. (1974). Judgment under uncertainty: Heuristics and biases. Science, 185(4157), 1124-1131.

Dinámicas de Pareja Saludable: Identificación de Límites y Bandera Rojas

Las relaciones de pareja son una parte fundamental de la experiencia humana, y el deseo de construir una conexión profunda con otra persona es universal. Sin embargo, para que una relación sea verdaderamente satisfactoria y saludable, es esencial entender las dinámicas que la componen, reconocer los límites personales y estar alerta a las banderas rojas que podrían indicar problemas más profundos. Aquí exploraremos cómo identificar y fomentar una relación de pareja saludable, así como cómo reconocer señales de advertencia y manejarlas de manera asertiva.

Dinámicas de Pareja Saludable:

  1. Comunicación Abierta y Respetuosa:
    Una base sólida para cualquier relación saludable es la comunicación abierta y respetuosa. Ambos miembros de la pareja deben sentirse libres de expresar sus pensamientos, sentimientos y necesidades sin temor al juicio. Escuchar activamente y comprender las perspectivas del otro es crucial para construir una conexión emocional fuerte.
  2. Apoyo Mutuo:
    En una relación saludable, los compañeros se apoyan mutuamente en sus metas, sueños y desafíos. La relación no solo se trata de la conexión romántica, sino también de ser aliados en la vida. El apoyo emocional, mental y físico es esencial para el crecimiento individual y conjunto.
  3. Respeto por los Límites Individuales:
    Cada persona tiene límites personales que deben ser respetados en una relación. Esto incluye límites físicos, emocionales y de tiempo. Respetar la autonomía del otro fortalece la confianza y permite que ambas personas crezcan de manera independiente dentro de la relación.

Límites Personales:

  1. Establecimiento Claro de Límites:
    Es crucial que cada individuo en la pareja establezca límites claros desde el principio. Esto podría incluir el espacio personal, el tiempo libre, las expectativas y los límites de intimidad. Establecer límites sanos contribuye a un ambiente de respeto mutuo.
  2. Autoconocimiento:
    Antes de establecer límites con la pareja, es necesario que cada individuo tenga un conocimiento profundo de sus propias necesidades y límites. Esto implica reflexionar sobre lo que es importante para uno mismo y comunicarlo de manera efectiva a la pareja.

Banderas Rojas:

  1. Falta de Respeto:
    El respeto es fundamental en una relación. La falta de respeto puede manifestarse de diversas maneras, desde comentarios despectivos hasta comportamientos controladores. Identificar y abordar estas conductas desde el principio es esencial.
  2. Falta de Comunicación:
    La comunicación deficiente puede ser una señal de problemas subyacentes. Ignorar las preocupaciones, evitar conversaciones difíciles o la comunicación unidireccional son señales de alerta.

Recomendaciones para Alejarse de Forma Asertiva:

  1. Identificar y Reflexionar:
    Reconoce las señales de advertencia y reflexiona sobre cómo te sientes en la relación. Si experimentas repetidas violaciones de límites o falta de respeto, es hora de considerar alejarte.
  2. Comunicación Clara:
    Expresa tus sentimientos de manera clara y sin rodeos. La comunicación abierta y honesta es clave para evitar malentendidos y para que ambas partes comprendan la situación.
  3. Busca Apoyo:
    Comparte tus preocupaciones con amigos cercanos, familiares o profesionales de la salud mental. Contar con un sistema de apoyo puede brindarte la fuerza emocional necesaria para tomar decisiones difíciles.
  4. Prioriza tu Bienestar:
    Pon tu bienestar emocional y mental en primer lugar. Si la relación está afectando negativamente tu salud mental, es hora de poner límites y alejarte para preservar tu salud.

En conclusión, una relación de pareja saludable se construye sobre la base de la comunicación abierta, el respeto mutuo y el apoyo. Reconocer los límites personales y estar alerta a las banderas rojas son elementos esenciales para mantener una relación fuerte y positiva. Alejarse de manera asertiva cuando sea necesario es un acto de autoamor y cuidado, fundamental para el crecimiento personal y emocional.

La Programación Neurolingüística como herramienta de cambio

La Programación Neurolingüística (PNL) es un enfoque de comunicación y psicoterapia desarrollado en la década de 1970 por Richard Bandler y John Grinder (O’Connor & Seymour, 1995). La PNL se basa en la relación entre los procesos neurológicos, el lenguaje y los patrones de comportamiento aprendidos a través de la experiencia (Tosey & Mathison, 2010). Esta perspectiva propone que cambiando nuestros patrones habituales de pensamiento, lenguaje y conducta, podemos modificar y mejorar nuestra experiencia subjetiva de la realidad.

La PNL utiliza una combinación de técnicas cognitivas y conductuales para facilitar el cambio personal rápido y efectivo (Bandler & Grinder, 1975). Entre las principales herramientas empleadas en PNL se encuentran: el modelado, para aprender nuevas habilidades observando a otros; el uso deliberado del lenguaje para influir en los estados mentales; y la identificación y modificación de patrones de pensamiento limitantes. A través de estas técnicas, la PNL busca empoderar a las personas para que puedan lograr sus metas y superar obstáculos, cambiando creencias y comportamientos autodestructivos por otros más adaptativos y productivos.

Diversos estudios han encontrado aplicaciones positivas de la PNL como herramienta de cambio personal y terapéutico. Krugman et al. (1985) reportaron que la PNL mejoró significativamente la autoeficacia y autoestima de estudiantes universitarios después de un taller de 10 semanas. Wiseman et al. (1996) hallaron que técnicas de PNL redujeron ansiedad e insomnio en pacientes con trastornos del sueño. Ascher (1989) documentó casos donde la PNL eliminó fobias específicas y traumas emocionales en pocas sesiones. Estos y otros estudios sugieren que la PNL puede ser un complemento útil a la psicoterapia tradicional.

Sin embargo, también existen críticas a la falta de fundamentos científicos sólidos de la PNL, así como a la naturaleza a veces exagerada de las afirmaciones sobre su eficacia (Heap, 2008), como lo sucedido con el Psicoanálisis, varios estudios han cuestionado que el psicoanálisis logre resultados terapéuticos superiores a otros tratamientos o al placebo (Grünbaum, 1984; Rachman & Wilson, 1980). Asimismo, se critica la vaguedad de sus conceptos, la imposibilidad de falsear sus postulados y su limitado poder predictivo y explicativo (Crews, 1996).

Por lo que es evidente que se necesita más investigación empírica rigurosa para evaluar la efectividad real de las distintas técnicas de PNL en contextos clínicos y no clínicos. No obstante, la atención que presta la PNL a la influencia del lenguaje y los patrones mentales en nuestra experiencia vivida, ofrece ideas y herramientas potencialmente útiles para facilitar el cambio terapéutico, por lo que la PNL se perfila como un enfoque prometedor para optimizar el desempeño y bienestar humano.

Referencias

Ascher, L. M. (1989). Therapeutic uses of humor. Journal of Contemporary Psychotherapy, 19(2), 183-193.

Bandler, R., & Grinder, J. (1975). The structure of magic I: A book about language and therapy. Science and Behavior Books.

Crews, F. (1996). The verdict on Freud. Psychological Science, 7(2), 63-68.

Grünbaum, A. (1984). The foundations of psychoanalysis: A philosophical critique. University of California Press.

Heap, M. (2008). The validity of some early claims of neuro-linguistic programming. Skeptical Intelligencer, 11(3), 6-13.

Krugman, M., Kirsch, I., Wickless, C., Milling, L. S., Golicz, H., & Toth, A. (1985). Neuro-linguistic programming treatment for anxiety: Magic or myth? Journal of Consulting and Clinical Psychology, 53(4), 526-530.

O’Connor, J., & Seymour, J. (1995). Introducing NLP: Psychological skills for understanding and influencing people. Thorsons.

Tosey, P., & Mathison, J. (2010). Neuro-linguistic programming as an innovation in education and teaching. Innovations in Education and Teaching International, 47(3), 317-326.

Wiseman, R., Watt, C., ten Brinke, L., Porter, S., Couper, S., & Rankin, C. (1996). The efficacy of neurolinguistic programming: A systematic review of controlled trials. The adequacy of neurolinguistic programming as a therapeutic method. Journal of Counselling Psychology, 43(3), 230-237.

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